Gente corriente

«El reto era poner el tema de la menstruación sobre la mesa»

Socia de una cooperativa de mujeres, Eva Polío triunfa con unas bragas 'high tech' para los días de la regla.

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POR
Gemma
Tramullas

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El nacimiento de su hija en el 2008 cambió su manera de estar en el mundo. Eva Polío pidió una excedencia en el afamado estudio de arquitectura donde trabajaba para dedicarse a hacer pequeñas obras por su cuenta y montar la cooperativa Femmefleur, con sede en el barrio de Gràcia de Barcelona. Junto con Laida Memba, Cris Torres y, más tarde, Clara Guasch, quería mejorar el día a día de las mujeres y contribuir a un mundo más sostenible. Empezaron vendiendo copas menstruales (un recipiente de silicona alternativo a tampones y compresas que se introduce en la vagina y recoge el sangrado) y ahora presentan las bragas Cocoro (cocoro-in tim.com), fabricadas con un tejido 'inteligente' que absorbe la sangre menstrual. En pocos días han recibido más de 3.000 pedidos.

-La cooperativa empieza en el 2012, cuando hablar en público de la regla aún era tabú. Ahora se habla más abiertamente y mucha gente conoce la copa menstrual, pero entonces no había ninguna web en castellano donde pudieras informarte. Nuestro reto era poner la menstruación sobre la mesa.

-Ahora se hablará más, pero cuando la CUP llevó la menstruación a un pleno del Ayuntamiento de Manresa fue muy criticada. Las críticas tenían un punto visceral y esto pasa cuando algo te afecta en lo intrínseco de tu ser, en tu estructura, que es biológica y social. Si no se habla más de la menstruación es por un tema cultural. Es un asunto íntimo, pero también es compartido. La gran mayoría de mujeres menstruamos durante un periodo largo de nuestra vida y es algo que nos afecta a nosotras y a nuestro entorno. En el fondo, hablar de la regla visualiza una problemática social. 

¿Y cómo puede contribuir a resolverla? Por un lado están los residuos que se generan; quizá suene cursi, pero me preocupa el mundo que dejaremos. Y por otro lado está la mirada en femenino, de cuidar y conocer nuestro cuerpo. Este respeto hacia el entorno y hacia nosotras mismas se alimentan mutuamente. Yo no soy una persona de grandes acciones o de ir a hacer de voluntaria con los refugiados, pero a través la cooperativa también aporto mi granito de arena.

-Las Cocoro son un ejemplo de tecnología aplicada a la vida cotidiana. Sí. Casi siempre se asocia la tecnología con chips y cables, pero deberíamos tener una mirada más abierta. No hace falta que las personas estemos tan conectadas, sino que nos conectemos más con nosotras.

-Usted habrá probado las bragas... ¡Muchísimo! ¡Para llegar a la buena todas nos hemos manchado mucho! Llevamos tiempo investigando y hemos conseguido unas bragas que aguantan más tiempo y son de un tejido más fino que las que ya existían en el mercado. Para nosotras también era importante que fueran bonitas.

-¿Por qué? Las bragas del día de la regla suelen ser las peores del armario. ¿Encima que te duelen el vientre y las tetas y no estás del mejor humor te pones las bragas más feas del mundo? ¡No! Puedes llevar unas bragas bonitas y sentirte un poco mejor.

-En pocos días han conseguido casi 80.000 euros en la plataforma Verkami. Sabíamos que funcionaría, pero no esperábamos una respuesta tan rápida. Eso demuestra que es una necesidad no resuelta.

-¿Temen que tantos ceros de golpe cambien el espíritu de la cooperativa? No. Llevamos cinco años trabajando mucho por un sueldo muy bajo y esto significa tensiones. Hemos vivido momentos difíciles que han fortalecido nuestra relación.

-¿Cuál es la clave de su forma de trabajar? Todo se basa en saber escuchar. Si durante estos cinco años no hubiéramos escuchado a miles de mujeres y no nos hubiéramos escuchado entre nosotras, no hubiéramos podido ofrecer este producto.