La clave

¿Reconstruir o refundar el PSC?

ENRIC HERNÀNDEZ

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Si usted aspira a encabezar un partido en crisis -o bien una empresa amenazada de quiebra, o un proyecto caduco-, el manual del buen aspirante indica que lo primero que debe hacer es buscar un diccionario y abrirlo por la letra erre. «Rescatar», «reanimar», «resucitar»... No, suenan demasiado lúgubres. «Recomponer», «reconectar», «reconciliar»... No están mal, aunque muy manidos. Sin duda, mejor «renovar» que «regenerar», que este último sugiere que algo se ha degenerado. Y, al final, el gran dilema: ¿«Reconstruir» o «refundar»? ¿Cuál es exactamente la diferencia entre ambos conceptos?

Tras la renuncia de Pere Navarro a la primera secretaría y la de Núria Parlon a relevarlo, en el PSC andan como locos buscando candidatos que entronizar y verbos con erre que conjugar. Miquel Iceta, la más afilada navaja multiusos del socialismo catalán y español, tiene querencia por la idea de la «reconstrucción», aun a sabiendas de que solo se reconstruye aquello que previamente se ha destruido.

Aprovechar los cimientos que unen al PSC y al PSOE para reconstruir su proyecto es el reto de Iceta, aunque al haber puesto fecha de caducidad a su mandato -hasta el congreso ordinario del 2015- se arriesga a no ver culminada la obra. Pero que nadie yerre: si es elegido por los militantes quizá su égida sea breve, pero su ejecutoria no será testimonial ni sumisa. Mandar, mandará. No a gusto de todos, pero mandará.

Escampe o no tras la tormenta del 9-N y el temido tifón de las municipales, el candidato a la Generalitat que sea elegido en primarias tendrá los planos trazados y poco margen para retocarlos. Más vale, pues, que el dibujo concite consenso.

La palabra de la militancia

El también aspirante Albert Aixalà apuesta en cambio por «refundar» el PSC. Es decir, por erigirlo desde cero sobre nuevos fundamentos: sin hipotecas del pasado ni lazos con el PSOE, firme partidario de la consulta aunque no de la independencia. La recogida de avales certificará si en este menguado PSC impera más la pulsión de cambio o la de conservación, el anhelo soberanista o el sueño federalista. La militancia tiene la palabra.