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El pelotón de los torpes

Ramón de España

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Introducir en la novela policial elementos de comedia, sin que la mezcla se incline en exceso por uno de ambos géneros, es una proeza que no está al alcance de cualquiera. Donald Westlake lo hizo muy bien; y en la actualidad, Andrea Camilleri es el mejor representante de esa tendencia. A ellos viene a unirse, de manera brillante, la francesa Sophie Hénnaf, cuya primera novela, 'Poulets grillés', ha sido un éxito en su país y acaba de aparecer entre nosotros por cortesía de Alfaguara y con el no muy imaginativo título de 'La brigada de Anne Capestan'. El juego de palabras original era intraducible, pues 'poulet' es, además de un pollo, un término de argot para la policía. 'Maderos quemados' no habría quedado mal, pero tampoco está uno para enmendarle la plana al traductor.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"En 'La brigada de Anne Capestan',\u00a0","text":"En 'La brigada de Anne Capestan',\u00a0Sophie H\u00e9nnaf consigue una muy divertida mezcla de 'thriller' y humor"}}

Lo importante es que 'La brigada de Anne Capestan' es una novela muy divertida en la que la mezcla de 'thriller' y humor funciona perfectamente; gracias, entre otras cosas, a un punto de partida brillante: la capitana Capestan, investigada por el departamento de Asuntos Internos porque se le fue el gatillo en una operación, recibe un encargo de sus jefes que es la única alternativa que se le ofrece a su expulsión del cuerpo, la dirección de una brigada de nuevo cuño compuesta por lo más tonto, inútil,  inepto y atrabiliario de que dispone la policía judicial parisina, todo ese personal de derribo del que deshacerse cuesta un dineral del que no se dispone en tiempos de crisis. Alcohólicos, depresivos, gafes y vagos de siete suelas son puestos a las órdenes de la capitana Capestan, y hasta se les alquila un piso convenientemente alejado del Quai des Orfevres para ahorrarles a los polis de verdad su molesta presencia.

Con lo que nadie contaba era que la voluntariosa Anne consiguiese convertir a esa pandilla de merluzos en una unidad de elite, como así sucede, pues la brigada resuelve un caso de singular importancia y hasta el gafe, que ya lleva tres compañeros muertos, recupera la autoestima cuando el balazo, para variar, se lo lleva él. 'La brigada de Anne Capestan' da para tres o cuatro días de amena lectura y te deja con ganas de más. Afortunadamente, la señora Hénnaf ya trabaja en la siguiente entrega de la serie, 'Rester groupés'.