La rueda

Rajoy está condenado al fracaso

CARLOS ELORDI

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Hay una tendencia muy extendida a creer que la derecha tiene recursos dormidos que, al final, harán que la balanza electoral se incline a su favor. Que muchos de los que en las encuestas dicen que se abstendrán, que no saben o que no contestan votarán al PP. Por inercia hacia al poder, por conservadurismo, por miedo. Y algo de eso ocurrirá. Pero en dimensiones mucho menores que en anteriores ocasiones. Porque hay mucho votante del PP que está harto. Pero, sobre todo, porque Rajoy es cada día más impresentable. Y un líder que va de fracaso en fracaso produce más rechazo que otra cosa. Incluso entre los suyos.

El episodio de las candidaturas madrileñas confirma, por encima de otras cosas, que Rajoy es un mal político. Permitir que Esperanza Aguirre sea candidata a la alcaldía para tratar de quitarle su poder en el partido al día siguiente era un intento condenado al fracaso. Entre otras cosas, porque se habría tenido que hacer a costa de una señora que aspira a ser la jefa suprema del PP, una ambición que cobrará nueva fuerza si el partido se la pega en las generales. Si fue Rajoy quien diseñó esa estrategia se merece un suspenso con agravantes. Si delegó para que otros se ocuparan del asunto, peor. Porque lo que ocurra en Madrid puede ser decisivo para la suerte electoral del PP en España, y esa materia no se podía dejar en otras manos. Sobre todo en las de políticos mediocres, como lo son todos los que forman la guardia pretoriana de Rajoy.

Lo de Andalucía también es para nota. ¿Cómo ha podido Rajoy escoger a un candidato tan malo como José Manuel Moreno, sabiendo lo importantes que son esas elecciones? La única explicación es que no controla el partido, que sus dinámicas internas le superan. En definitiva, que Rajoy ya no vale para el cargo. Y alguien así está condenado a perder. Y puede que por mucho.