La hipótesis del relevo en la Moncloa

A Rajoy le cuesta pensar en el mundo

Por ahora, las propuestas del PP sobre política exterior para cuando vuelva a gobernar son retóricas

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CARLOS Elordi

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El giro sustancial queJosé María Aznardio a la política exterior que España venía siguiendo desde el comienzo de la democracia -con su apoyo a la guerra de Irak, el alejamiento de Alemania y de Francia, el alineamiento con la Norteamérica imperial en Latinoamérica y el enfrentamiento abierto con Marruecos- contribuyó decisivamente a que el PP perdiera el poder en el 2004. Parece ser queMariano Rajoyno quiere repetir esos errores. Pero aparte de que no está claro que pueda vencer las inercias ideológicas que en el terreno internacional existen en su partido, la voluntad de seguir un camino distinto del deAznarno es suficiente para diseñar la política exterior que España necesita. Hacen falta ideas nuevas. Y el PP que va a ganar el 20 de noviembre no las tiene.

El libro queRajoyacaba de publicar no disipa las sospechas de que el líder de la derecha oculta sus verdaderas intenciones en materia de política económica, fiscal y social. Pero sus posiciones en política exterior son más claras. Leído entre líneas, el texto viene a decir que el PP no volverá a soñar con ser un socio privilegiado de Estados Unidos, ni a tratar de recuperar orgullos nacionales perdidos plantando cara a los poderosos de Europa, ni a librar nuevas cruzadas contra el islam.Rajoyno quiere más aventuras en esas materias. Lo malo es que el libro no dice mucho más.

El nombre del futuro ministro de Exteriores será un primer e importante indicio de sus intenciones. No será lo mismo que la tarea recaiga enAlberto Ruiz-Gallardónque si lo hace en laEsperanza Aguirre que hace poco aplaudió al Tea Party norteamericano. Todo hace pensar que el titular del departamento será el verdadero protagonista de la política exterior del PP, quien deberá diseñarla, si es que lo hace. Porque -aparte de las críticas a la gestión exterior deZapatero- las ideas deRajoyo lo que han dicho los responsables sectoriales del partido al respecto son, sobre todo, retórica: en torno a Europa, a la «hermandad» con Latinoamérica, a las relaciones transatlánticas y a la necesidad de una buena vecindad con Marruecos. Ni el uno ni los otros han sugerido una sola idea sobre cómo van a hacer frente a los nuevos desafíos que han surgido al calor de la crisis económica mundial. Sus palabras son casi una declaración de buenas intenciones hacia un mundo que está dejando de existir.

Para España, la clave de ese mundo es Europa. Y su futuro es incierto. El porvenir del euro está en cuestión: algunas hipótesis apuntan a su desaparición, otras a la secesión de la eurozona en dos partes. Una incluiría a Alemania y a los países de la Europa central y del norte; la otra, a los mediterráneos. El lugar que ocuparía Francia es una de las polémicas del momento. Pero está claro que, si se produjera esa ruptura monetaria, tras ella vendría, antes o después, una ruptura política de la UE. Y no digamos si desaparece el euro.

España asiste como un espectador impotente a ese drama. Y el PP no parece tener idea alguna de cómo salir de esa inanidad.Rajoyha hecho muy poco para preparar ese terreno. Sus contactos con los líderes europeos han sido escasos. Los desplantes queAznarhizo aSchrödery aChiracson el referente exterior que la derecha europea tiene de la española. El líder del PP debería restañar esas heridas. Pero ¿cómo? Y sobre todo, ¿con qué estrategia? ¿La de aliarse con Francia, la de acercarse a Alemania? ¿Qué estaría dispuesto a ofrecer a cambio de protección frente a la tempestad? No hay atisbo alguno de respuesta a esas preguntas. No menos incierta, si es que existe, es la posición del PP respecto de un EEUU que cada vez mira con más distancia a Europa. Tal vez lo único que ronde en sus filas al respecto sea el deseo de que un candidato republicano obtenga la presidencia en el 2012. Pero, ¿qué ocurriría siObamavuelve a ganar?

Latinoamérica es otro capítulo decisivo de la política exterior española.Aznarlo hizo muy mal en este terreno.Zapaterono lo ha hecho bien. Por culpa de uno y de otro, España ha perdido buena parte de la ventaja relativa con la que contaba en esa zona del mundo. Además, el PP tiene muy mala imagen entre las izquierdas latinoamericanas, populistas o no.Rajoy, que alardea de sus amistades en la derecha colombiana y mexicana, carece de contactos en ese mundo y sus supuestas intenciones en política de inmigración no van hacerle más simpático en el mismo. Pero, sobre todo, carece de cualquier planteamiento novedoso respecto de un subcontinente que está cambiando a marchas forzadas y que es cada vez más importante en la escena mundial. Tampoco respecto de China, la India , Rusia, África del norte y el Sahel, todos ellos escenarios cruciales del futuro y en los que España aún no ha logrado siquiera trazar una estrategia. La herencia que recibeRajoyes bastante peor de la que tuvoAznar. El descrédito internacional de España que ha traído nuestra formidable crisis económica no le va a ayudar. Ni tampoco las limitaciones presupuestarias: acaba de anunciarse que Exteriores no convocará oposiciones en el 2012. Periodista.