Geometría variable

¿Quién destruye España?

JOAN TAPIA

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Ahora, cuando Oriol Junqueras es el político más valorado y Alicia Sánchez-Camacho, la peor, todo lo que se le ocurre a la cúpula popular es despreciar una propuesta sensata de la líder del PPC. Y Rajoy afirma -para tranquilizar a sus barones- que no está cambiando cromos con Catalunya. Es un disparate. Tanto que Josep Antoni Duran Lleida no vacila en espetarle en el Congreso que si no se mueve, se encontrará con una declaración unilateral de independencia que «algunos» harán en el Parlament. Critica el inmovilismo de Rajoy y la imprudencia de Artur Mas.

José María Aznar irrita más. Según El Mundo: «El expresidente engarzó el terrorismo con el separatismo catalán que, según sus palabras, buscan el mismo fin por distintos medios: la destrucción de la nación española». Y concretó: «Hay que poner fin al desfalco de soberanía nacional. No hay prudencia en consentir que un poder se ejerza por quien no debe y para lo que no debe».

Son actitudes que (en plena crisis y tres años después de la sentencia del Tribunal Constitucional) indignan a la opinión pública catalanista porque quien ahora invoca el orden constitucional -tiene razón al decir que cuando se ganan unas elecciones autonómicas, se gana el poder constituido, no un poder constituyente- estuvo contra la Constitución y, especialmente, contra las autonomías históricas. Y que cuando llegó al poder, en 1996, los líderes incontestables del catalanismo eran un Jordi Pujol autonomista y un Miquel Roca que quería gobernar España. Algo ha tenido que ver con todo lo que ha pasado después.

Hay que tomar nota de lo que dicen los auténticos padres -estos sí- de la Constitución, como Miguel Herrero, que viene a prescribir un Estado federal asimétrico, y Miquel Roca, que ayer en el Parlament abogó por la consulta, pero avisó de que los procesos de ruptura siempre han perjudicado a Catalunya. Y alabó a Macià por haber presentado un Estatut que reconocía a Catalunya como un Estado y haber aceptado otro que la definía como región. Recomienda seguir negociando duro. Cuando te cierran una puerta, y el PP lo hace sistemáticamente, lo más inteligente no es tirarte por la ventana.

El memorial de agravios de 9.375 millones presentado por Artur Mas podría ser una buena base de negociación. Pero sin perder el mundo de vista, porque solo el agujero de Catalunya Caixa le ha costado ya al Estado 12.000 millones. Pero que tampoco patine Cristóbal Montoro: España no los tenía y los ha puesto Europa (básicamente los contribuyentes alemanes). No seamos provincianos. Ni allí, pero tampoco aquí. Negociar -y para todo habrá que negociar- exige tocar de peus a terra.

INVERSIONES EN CATALUNYA Aviso de la Cámara de Comercio americana

La Cámara de Comercio americana en España -con sede en Madrid pero que preside desde hace años el abogado catalán Jaume Malet- acaba de hacer público que existe gran preocupación entre los inversores americanos y extranjeros por lo que está sucediendo en Catalunya. Dice que a nadie le interesa invertir en un mercado que puede verse reducido, y que una hipotética independencia podría conllevar una deslocalización masiva de inversiones y puestos de trabajo. Malet afirmó en Catalunya Ràdio que muchas compañías tienen su sede aquí como base para el mercado español y sus 47 millones, y que «el dinero es cobarde y huye de la inestabilidad política».

Son -como todo- afirmaciones discutibles, pero lo que sería estúpido es ignorarlas, porque la entidad agrupa a la inmensa mayoría de multinacionales americanas instaladas en España, y sus posiciones no acostumbran a estar distantes de las del Gobierno de Washington. La Cámara americana tiene peso económico y respaldo político y sus opiniones tienen consecuencias.