¿Última oportunidad para el PSOE?

Al PSOE le será difícil resolver sus problemas de liderazgo y sus diferencias internas, por lo que necesita ganar tiempo

El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, en la rueda de prensa tras el comité federal del pasado sábado.

El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, en la rueda de prensa tras el comité federal del pasado sábado. / periodico

Astrid Barrio

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Tras un largo y dificultoso proceso que se ha llevado por delante a su secretario general y que ha evidenciado con toda crudeza su elevado grado de división interna, el PSOE ha optado por la responsabilidad y ha decidido abstenerse en vistas a favorecer la investidura de Mariano Rajoy en segunda votación, una decisión que tiene muchos aspectos negativos que condicionarán la futura evolución del PSOE, pero que también presenta algunas virtudes.

Desde el punto de vista de los contras, como ya se ha apuntado, el primer factor a considerar es que el partido ha quedado dividido y ha perdido a su líder. Los partidos necesitan líderes en quienes personificarse y los electores suelen penalizar a los partidos que airean sus divisiones internas. Y aunque las elecciones no sean ya inminentes, al PSOE le será difícil resolver a corto plazo sus problemas de liderazgo y sus diferencias internas, por lo que necesita ganar tiempo.    

En segundo término está el hecho de que el PSOE haya optado por favorecer la gobernabilidad, ni que sea pasivamente. Esta circunstancia le va a hacer muy difícil erigirse como principal partido de la oposición frente a un Podemos que ya se encargará de recordar que si Rajoy sigue gobernando es gracias a los socialistas y que además lo hace sin ningún tipo de contrapartida.

Si a ello se añade que el PP seguirá presionando al PSOE para que siga cooperando y que desde el momento en que sea Rajoy investido contará con el recurso de disolver anticipadamente las cámaras, algo que a los socialistas seguro no les interesa, los dilemas en el campo socialista acerca de qué hacer se mantendrán. Y más teniendo en cuenta que, aunque se ha argumentado que la debilidad de Rajoy podía favorecer que se gobierne desde el Parlamento, esta posibilidad parece bastante remota dada la competencia que existirá entre PSOE y Podemos por ser el principal partido de la oposición.

EL RIESGO DEL CANDIDATO

Pero no todo es negativo en la decisión del PSOE y así lo deben haber valorado los 139 miembros del comité federal que han votado a favor de la abstención. En primer lugar porque se evitarán nuevos comicios, unos comicios de los que se hubiese culpado al PSOE y a los que la gestora no sabía cómo acudir. Si optaba por primarias para elegir candidato corría el riesgo de que Pedro Sánchez volviese aclamado por las bases y, si nombraba un candidato a dedo, se arriesgaba a la desmovilización de las bases y del electorado, sirviendo en bandeja la victoria del PP. 

Ahora sin elecciones el horizonte inmediato, con la sola excepción de Catalunya, donde el PSC puede haberse visto reforzado en su intento de preservar su autonomía, el PSOE ha ganado tiempo. Tiempo para tratar de recomponerse internamente, para consolidar un nuevo líder tras su congreso y para tratar de recuperar el terreno perdido ante un Podemos que ya no es la novedad. Teniendo en cuenta que cualquier decisión era mala para el PSOE, la abstención quizás le haya dado una última oportunidad.