La igualdad de la Premier es su condena

Pellegrini ofrece la rueda de prensa previa al duelo con el París Saint Germain.

Pellegrini ofrece la rueda de prensa previa al duelo con el París Saint Germain. / periodico

ALBERT GUASCH

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"Nuestro principal rival es la Premier League, no el Real Madrid", ha comentado en diversas ocasiones el presidente del Barcelona Josep Maria Bartomeu. Se refería, a la vista está de los últimos resultados europeos, a la parte industrial de la competición, esto es, su proyección y su músculo financiero, no tanto a la planta futbolística. No estará el Barça en Milán, lo sabemos bien. Pero la Liga española va con el pecho henchido por Europa, mientras en Inglaterra vuelven a preguntarse por las razones de otro brexit prematuro, maquillado por el Liverpool en la Europa League. 

Los partidos de la Premier se contemplan como las películas de palomitas. Quizá no son técnicamente obras maestras, pero te atrapan a la pantalla y se digieren con mucho gusto. El rugido de las gradas, la igualdad de la competición, saber que el más poderoso de los clubs puede estrellarse con el equipo de pueblo recién ascendido, la personalidad colorista de muchos de sus técnicos… Tiene algo sumamente atractivo esa liga. Algo valiosísimo, dadas las cifras espléndidas comprometidas en derechos de televisión.

Y, sin embargo, su paradoja es la distancia futbolística, que pasan los años y no recortan, respecto a las potencias españolas. Hemos visto correr por el Camp Nou en varias ocasiones al Arsenal de Arsene Wenger, el supuesto Barça británico, y no ha mejorado la impresión que han desprendido conjuntos de la clase media de la liga. Contemplamos al Manchester City de Pellegrini, con unos 250 millones de euros invertidos, deambular con piernas pesadas por el pasto del Bernabéu y agota pensar en la inmensidad del trabajo que le aguarda a Pep Guardiola. Hemos compartido la emoción de los seguidores del Leicester y su proeza y preguntarse, aun admirando la disciplina de su juego y la clase de su técnico Claudio Ranieri, cuántos equipos les pasarían por delante en la liga española.

Los mejores entrenadores

Los mejores entrenadores

De hecho, se diría que esa igualdad que tanto favorece su espectáculo se convierte en su condena cuando viajan a las competiciones continentales. La Premier ha podido importar a los mejores entrenadores del mundo. Ahora el innovador Guardiola, quizá el resultadista Mourinho si el United pica, el meticuloso Van Gaal, la clase de Klopp… 

Y, sin embargo, carecen de los mejores jugadores. Y no será por dinero. Pero no tienen a Messi, Neymar, SuárezCristiano Ronaldo, Ibrahimovic, Iniesta, Pogba o Lewandowski, es decir, los futbolistas que copan las listas del Balón de Oro. Quizá es solo cuestión de tiempo. Pero en ocasiones parece que sus estrellas son esos jugadores que no sirven a los gigantes de aquí. Se piensa en Alexis en el Arsenal o en Cesc en el Chelsea.

En el Bernabeu vimos corretear sin gloria alguna a Kevin de Bruyne, comprado por 75 millones de euros, y a Raheem Sterling, por 68, y preguntarse qué podría llegar a pagar el City por cualquiera de las estrellas antes mencionadas. Ayer salía que el West Ham, no el Liverpool o el Chelsea, está dispuesto a desembolsar 41 millones por un belga de 22 años del Marsella sin recorrido llamado Batshuayi. Abunda el dinero en la Premier. Les rinde su marca. Es envidiable. No su juego. Eso es lo que ellos envidian del fútbol español. Es la gran paradoja del fútbol europeo.