La rueda

Por un turismo amoroso

Haciendo de turistas podemos también establecer relaciones apasionadas lícitas con el entorno

JULI CAPELLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La semana pasada el periodista Albert Pla Nualart publicó un artículo titulado 'El turismo como una forma de prostitución' en el diario 'Ara'. Impactante pero razonado. Venía a decir que el turismo es como poner el cuerpo, es decir el territorio, al servicio de las fantasías del que paga, para disfrutarlo a su antojo. El cliente busca una oferta más laxa a la de su ciudad-pareja oficial, que nos aboca finalmente a una sórdida miseria. Por el camino ha habido una potente inyección económica. De ahí la tremenda fuerza del fenómeno.

Es sin duda difícil encontrar una solución ante este panorama, pero la metáfora de la prostitución da pistas sobre una posible alternativa. Efectivamente, el turista es en cierta medida un depredador, lo somos todos cuando vamos fuera en busca de sensaciones vacacionales. Pero podemos encontrarnos con territorios que se defienden, dispuestos a seducirnos desde una perspectiva más romántica, donde no aceptan el 'sí a todo' por la pasta. Lugares que nos ofrecen amor más que sexo. Pueblos, regiones, ciudades, barrios, incluso museos o restaurantes que mantienen su dignidad y nos acogen con otra actitud menos sumisa y aliviadora.

Haciendo de turistas podemos establecer relaciones apasionadas lícitas. Ser respetuosos amantes de ciudades con las que crear una relación aunque esporádica, emocionalmente eterna. Su actitud respecto al que las visita es sin duda determinante.

Espatarrarse a la explotación masiva y meramente comercial nos embrutece. Somos víctimas de un sistema que aunque proclame que todos salimos ganando, engaña. Quien pone el cuerpo, es decir el territorio, es quien muestra las heridas y sale perdiendo. Establecer una relación cordial e igualitaria entre visitante y espacio visitado es la clave. Exigir un trato digno, y si a alguna cosa se dice que no, es que no. El resto, todo consentido.

TEMAS