¿Por qué es noticia la corrupción?

Lunes cargadito de decisiones judiciales vinculadas a la corrupción. El juez Ruz envía a juicio a los extesoreros del PP tras considerar acreditada la existencia de la caja b. Se reabre el juicio del hotel del Palau. La juez advierte a Andorra que Pujol fue un mandamás político y que el dinero de la confesión pudiera venir de ahí. El juez Castro cita al expresidente Matas para aclarar la financiación del PP de Baleares. Leyendo esta caterva de calamidades uno podría pensar que el PP tiene los días contados como partido en el poder. Pero resulta que el impacto electoral de la corrupción sigue siendo una incógnita. A los socialistas andaluces -algo morfológicamente distinto que el PSOE- el caso de los ERE (un fraude de más de 150 millones de euros) les ha costado, como mucho, 100.000 votos. Bastante menos de lo que les ha costado a sus antiguos socios de IU el paso por el gobierno andaluz los últimos tres años. Y muchísimo menos de lo que ha pagado el PP por imponer a un candidato cunero. Otro tanto ha pasado con los emergentes. Podemos ganó 15 diputados pese a la campaña contra Monedero, y Ciudadanos sumó nueve escaños a pesar de tener imputados antes de pisar las alfombras del poder.

Higiene democrática

Parecería pues que la corrupción no es un factor esencial en el momento de depositar el voto. Las acusaciones de brocha gorda contra los partidos de la transición no parecen hacer mella en el grueso de la población. Esta vez nadie podrá decir que los andaluces han vivido bajo la omerta. La juez Alaya ha sido portada en casi todos los diarios. Esta vez no podrán decir, como dijeron antaño con razón, que la prensa del régimen ha ocultado la corrupción en Andalucía.

Dice la teoría de la democracia y la teoría del periodismo que es misión de la prensa contar los excesos del poder. Para juzgarlos pero, sobre todo, para que los electores formen su juicio. Así se ha hecho pero el veredicto de las urnas es que no lo han tenido en cuenta o no ha pesado suficiente en el momento de votar. ¿Debe seguir siendo noticia la corrupción? Me temo que sí. Pero sin pensar que este tipo de informaciones lo van a cambiar todo.