Al contrataque

Pobres SA

Carritos de la compra dispuestos en fila esperando el reparto de comida de Càritas en la parroquia de Sant Vicens de Paul de Barcelona.

Carritos de la compra dispuestos en fila esperando el reparto de comida de Càritas en la parroquia de Sant Vicens de Paul de Barcelona. / periodico

XAVIER SARDÀ

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Marido: En el Estado del bienestar, los pobres siempre molestan. Antes no había problema. Las novelas de Dickens estaban llenas de pobres y no pasaba nada, porque era normal. Igual en Galdós y Misericordia. Y lo mismo en Zola que en Los miserables de Hugo (por cierto, que el musical no se acaba nunca). Tras la segunda guerra mundial se va creando el Estado ese del bienestar y siempre queda un sector que no sale de la pobreza. No saben aprovechar la igualdad de oportunidades. Hay mucho inútil.

-Esposa: Fíjate en lo que ocurre ahora en Catalunya. El pobre president se esfuerza en dar una imagen espléndida de las exportaciones, da entrevistas a grandes diarios europeos y americanos... ¿Cómo se lo agradece Cáritas? ¡Con cifras de pobres! ¡A destrozar la imagen ,venga!

-Marido: ¡Esto es exhibicionismo de la bondad! Si quieren ayudar a los pobres, que ayuden, pero que no lo pregonen tanto. Los místicos decían que hacer pública la caridad invalida la buena obra. Solo Dios debe ser conocedor de nuestros albedríos con los desposeídos. Los de la Cruz Roja, igual. ¿No donamos en la cuestación? Pues, oiga, no nos toquen los huevos.

-Esposa: Yo por mí se los mandaría todos al presidente de Extremadura: «Mire, estos son los descendientes de los extremeños que vinieron a Catalunya... Sí, ya sé que hay inmigrantes negros y moros y eso, pero es que sus antepasados se lo cepillaban todo». ¡Hala, adiós!

-Marido: ¿Y lo de los niños que pasan hambre? No te lo pierdas. Eso sí son ganas de tocar la moral. ¡Coño, que no tengan tantos hijos! Siempre lo verás igual: cuanto más pobres, más hijos.

-Esposa: Sí, como si fueran del Opus, pero en desgraciado.

-Marido: ¿Y qué pasa? Que los de Iniciativa y los socialistas van y te dicen que el tema de la independencia no es el principal: ¡que el problema número uno es la cuestión social!

-Esposa: Como si tanta pobreza no fuese porque le chupan la sangre a Catalunya desde siempre. La única solución es precisamente la libertad nacional. Son unos cazurros.

-Marido: Ahora, también te digo que si hacemos la independencia en plan social no sé si saldremos adelante. Primero, crear riqueza; después, todo se andará.

-Esposa: Por cierto, ¿sabes que los del segundo lo están pasando muy mal? Él ha se ha quedado sin trabajo. Todo un arquitecto malvendiendo los coches y la torre de la Cerdanya. Ella no tiene ni para el gimnasio.

-Marido: ¡Pero si a ese todo le iba bien! Seguro que han estirado más el braç que la màniga. Un poco creiditos sí eran. Lo del Liceu era una pose, tú. Y ella, por lo visto, llevaba la Visa ardiendo.

-Esposa: La gente se lo busca, tú.

(Suena el teléfono y el marido descuelga. Tras varios «sí», cuelga de nuevo, hecho polvo).

-Esposa: ¿Qué pasa?

-Marido: Me han... me han despedido.

(Telón).