Penúltima oportunidad

Xavier Bru de Sala

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Históricamente, los periodos de mayor riqueza y bienestar de una nación coinciden con momentos de esplendor cultural. Aunque no en todas partes ni siempre. El siglo de oro español, por ejemplo, va ligado a la decadencia de España. Pero Catalunya sigue el movimiento general, hasta el punto que la primera buena obra, y titánica, de la industrialización consistió en propiciar la renaixença. Ha transcurrido un siglo y medio durante el cual la cultura ha sido un elemento constitutivo esencial y sin el cual no es posible explicar ni los grandes ni los no tan grandes acontecimientos del pasado. La cultura ha marcado el rumbo de la nación en más de una y de cuatro ocasiones, ha legitimado y deslegitimado líderes políticos, ha construido, reformado, destruido y resistido con un protagonismo que algunos politólogos consideran incluso exagerado.

El primero en considerar en Catalunya que la cultura estorbaba a la política y convenía relegarla a un tercer plan fue el president Jordi Pujol. Tal vez si hubiera aprendido de Napoleón que en el combate entre la pluma y la espada siempre acaba ganando la pluma, quizá si hubiera respetado en algo el arte, la creación, el pensamiento, el humanismo y sus valores, se habría abstenido de llevar a cabo ciertas acciones que ahora le llevan ante varias comisiones y tribunales, uno de los cuales, y no menor, es el del juicio moral a su largo liderazgo, juicio que tiene perdido sin remisión.

Después de Jordi Pujol, la cultura no ha recibido mucho mejor trato ni en el plano institucional ni mediático ni social. Un competidor menos en el juego de los poderes. ¿Y en el futuro inmediato? ¿Tendremos un país nuevo con cultura marginada? ¿Quizá la cultura se espabilará, clavará más de una coz y así volverá a la primera fila? ¿Acabará Catalunya como Austria, abandonada por sus creadores y maldita por sus bernhards? Si no volvemos a distinguir entre cultura y entretenimiento, a diferenciar entre negocio y contenido, y entre ética y cinismo es lo más probable.