LA CORTINA DE HUMO

Pensar en el día después

TONI AIRA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pensar en el día después está bien. Solo los que creen en la inmortalidad no lo hacen. Hay quien piensa que el Estado español es eterno, y así les va, a ellos y al país. En contraste, en Catalunya somos conscientes de nuestras limitaciones más que de nuestros potenciales. Cojámonoslo por el lado positivo y, así, los partidos catalanes deberían actuar en consecuencia y hacer, cara al escenario que se va dibujando tras el 27-S, una previsión de posicionamiento en un día después que debería dejar abiertas el mayor número posible de puertas para que en el futuro puedan darse escenarios óptimos.

Lo digo en clave de país, pero también de los partidos que existen hoy en el Parlament y que en breve se verán reubicados. Lo digo por ellos en general y por casos concretos en particular, como el del PSC. Porque los socialistas, por ejemplo con la ley electoral catalana, están jugando hace tiempo al politiqueo más extraño y a la autolesión absurda que los ha llevado donde están.

Hay una propuesta de ley electoral que es necesaria, que se ha trabajado mucho y de la mano de muchos. Que no es una copia de la LOREG española y que respira siglo XXI. Que ahorra dinero al contribuyente. Que fomenta la participación. Que acerca al electo al territorio y avanza en el destierro de los bloques electorales en los medios públicos. Y que en breve puede quedar aprobada o condenada. Solo faltan tres votos para aprobarla, y el PSC duda. Demasiado. Inexplicablemente.

Y es que el cálculo 'vintage' y desfasado hace que muchas fuerzas y sus proyectos de futuro ya no tengan mucho sentido porque o no se entienden o suenan a problema. Harían bien en calcular lo que hacen en clave de día después del 27-S, cuando serán juzgados por todo lo que han hecho. ¿Cómo quedarán retratados y posicionados en la nueva etapa? ¿Qué le quedará al PSC? ¿Un pequeño puñado de escaños? ¿Y qué más? Se tendrán que plantear, pues, si alguien se parará a pensar en ellos para construir algo el día después del 27-S, cuando es evidente que muchos los identificarán básicamente con el escenario que habrá colapsado.

Credibilidad es la palabra que los partidos que ahora tenemos en las instituciones tienen que intentar hacerse suya para competir con una mínima perspectiva positiva frente a las nuevas fuerzas que emergen. Su gran reto es demostrar que no se resignan a practicar la actual política cansada ante una emergente (que no nueva) porque se sienten incapaces de generar expectativas de futuro mínimamente plausibles.