Pedro Sánchez y el PSC

JOAQUIM COLL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace seis meses, el liderazgo de Pedro Sánchez estaba cuestionado. Algunos anunciaban su funeral. Pero supo aguantar y se afirmó defenestrando a Tomás Gómez para aupar a Ángel Gabilondo como candidato, que poquito le ha faltado para alcanzar la presidencia de la Comunidad de Madrid. Entre tanto, hizo los deberes y salió bien librado de su primer debate sobre el estado de la nación. Los resultados de las municipales y autonómicas, aun perdiendo más de medio millón de votos, le han sabido a gloria: el PSOE se coloca a solo dos puntos del PP y recupera amplias cuotas de poder territorial. Su apoyo a las marcas afines a Podemos en varios municipios no lo radicaliza, contra lo que dice la derecha, sino que lo redime por la izquierda frente a un electorado que puede votarle en las generales a la mínima que aparezca como alternativa creíble. La valoración de Sánchez sigue mejorando como líder, mientras la fuerza de Pablo Iglesias retrocede en cada nueva encuesta.

Los socialistas están en condiciones de ir a las generales con posibilidades de ganarlas. Los fichajes de expertos como Ángel UbideVictoria CampsSilvina Bacigalupo o Teresa Ribera aportan credibilidad a su proyecto. En otro momento, el PSOE ya estaría por delante del PP. Si eso no es así es porque en Catalunya el PSC está deshecho, como refleja la encuesta de EL PERIÓDICO. Es cierto que el 24-M se mantuvo como segunda fuerza en votos, pero ha desaparecido de la Catalunya interior y el hundimiento en Barcelona es muy grave. Conserva los grandes municipios metropolitanos gracias sobre todo al atractivo de sus candidatos y a la fragmentación general. Hoy es un partido sin nervio, que sigue jugando al tacticismo del pan para hoy. En Castelldefels, ha transigido con la incorporación del municipio a la secesionista AMI a cambio de media alcaldía. La inteligencia de Miquel Iceta debería servirle para pegar un puñetazo encima de la mesa. En Barcelona, ¿qué sentido tuvo regalar a Ada Colau la hegemonía de la izquierda gratis 'et amore' en la investidura? No hubo negociación sino entrega táctica.

El futuro del PSC no puede estar en manos de que Artur Mas finalmente no convoque el 27-S, o de que Mariano Rajoy adelante las generales, escuchando a los barones que se lo piden. El PSC tiene que preguntarse a quién puede representar hoy y actuar en consecuencia. Un partido de centroizquierda federalista debería luchar por concentrar el voto pragmático que quiere cambios a fondo, pero no rupturas soberanistas ni procesos constituyentes. La fuga de votos hacia la izquierda es inevitable por razones generales, pero que se le escape aún hacia C'S es síntoma de que su discurso se expresa sin fuerza. En Catalunya Sánchez tiene un problema, se llama PSC.