Dos miradas

De parejas

La metáfora es un animal muy difícil de domar, como se comprobó el domingo en 'Salvados'

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las metáforas son un animal muy difícil de domar, una bestia salvaje que se escapa de la jaula aunque creamos que la tenemos bien cerrada. Jordi Évole, en la comida de familia (política) que montó en casa de los Parejo, deslizó una que ha utilizado mucha gente para tratar de explicar las relaciones entre España y Catalunya. El primer programa de Salvados me pareció interesante porque proponía una obviedad que, a estas alturas, se ha convertido en un escollo casi insalvable. A pesar de las evidentes discrepancias y la acumulación de tópicos, hablar y ver como el otro habla aleja los fantasmas. No acerca a contrarios pero ayuda a ahuyentar los demonios. Discrepo de quien no ve la necesidad de montar estos saraos, porque al menos se transmite la posibilidad de unas razones y no la incongruencia de unos prejuicios.

Volvamos a la metáfora, sin embargo. Catalunya es un novio que comunica a su prometida que ha pensado en abandonar la relación. Junqueras compró la metáfora, pero enseguida uno de sus huéspedes sevillanos (el que hablaba también de boicotear productos catalanes) dijo que era más ajustado hablar de una pareja en la que él se va y deja a la mujer con siete hijos a su cargo. Esta percepción, de hecho, resume una parte del argumentario español. No se trata de dos que rompen un noviazgo sino de uno que no se puede ir porque entonces la familia lo tendría difícil para llegar a fin de mes. Es lo que tienen las metáforas.