El humor como arma

Para morirse de risa

Los chistosos con gracia son una 'rara avis'. Hemos de protegerlos, pues las autoridades competentes han levantado la veda contra ellos

programa  late  motiv

programa late motiv / periodico

JULI CAPELLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Decía el sesudo Freud que todo chiste, en el fondo, esconde una verdad. ¿Han probado a inventarse uno? O es imposible –para la mayoría, donde me incluyo, a pesar de haberlo intentado con ahínco–, o muy fácil. Pero fácil solo para unos pocos privilegiados. Un chistoso con gracia es una rara avis. En nuestra fauna local tenemos ejemplares brillantes. Hemos de protegerlos, pues las autoridades competentes han levantado la veda contra ellos.

Mis políticos favoritos son: Andreu Buenafuente, el Gran Wyoming, Queco Novell, Manel Fuentes, Carlos Latre… o los de Tricicle, aunque no hablen, o quizá por eso. No me importaría tener como alcalde al gran Ferreres. Por lo que dibuja a diario, no tengo ninguna duda de que lo haría estupendamente. O El Roto como ministro. Y me encantaría ver a muchos cómicos diseminados en los hemiciclos lanzando irónicos dardos contra discursos infumables. Parafraseando a Miguel Mihura, «los humoristas y los políticos dicen muchas tonterías, pero estos últimos sin quererlo». Para mí tiene más sustancia un guion del programa El Intermedio que el programa de algunos partidos políticos. Un monólogo de Buenafuente nos explica mejor la realidad que 20 telediarios. No solo nos divierte, sino que también nos subvierte. Y de paso nos libera endorfinas. Vale la pena acercarse al Palau Robert a ver la exposición La política retratada, con viñetas de los principales humoristas catalanes.

Recuerdo un consejo de Oriol Bohigas: «De quien no le guste reír, beber y follar, no te has de fiar». Y lo primero dura toda la vida. Quien no es capaz de reír oculta un trauma que tarde o temprano te hará pagar. El poder político o religioso siempre recela del humor, y con razón, pues lo hace tambalear. Pero hasta Mahoma llegó a decir que «quien haga reír a sus compañeros merece el paraíso». Una buena alternativa para los muyahidines, ganarse el cielo sin matar a nadie, a no ser que sea de risa. Debemos admitir que el humor es un arma inofensiva de construcción masiva.