Religión y compromiso ideológico

Paisaje con monjas chocantes

La vida monástica es contradictoria con la dedicación a la política, como tenía claro el abad Escarré

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XAVIER BRU DE SALA

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Teresa Forcades pertenece a una orden monástica que sigue la regla de san Benito. Lucía Caram es dominica. Sor Teresa lidera un grupo de personas que pretenden transformar la sociedad. Según su ideología política, que la tiene, y es radical, la inversión del sistema va a mejorar la vida de los necesitados y los explotados. Menos de izquierdas y quizás más pragmática, sor Lucía, Catalana de l'Any por votación popular, tendría bastante si conseguía un incremento de las ayudas públicas para paliar el sufrimiento ocasionado por la pobreza. Lucía y Teresa son dos figuras emergentes, por insólitas, en el paisaje social catalán.

Quién lo iba a decir, esta campaña, mucho menos interesante de lo que se esperaba y se pronosticaba, se anima por la presencia, en primer plano, de dos monjas vestidas de monja. Atención al detalle: en la mayoría de órdenes, sino en todas las que han abandonado la clausura, como es el caso, que las monjas se vistan de monja para salir del convento o del monasterio es, en nuestros días, una opción personal que la gran mayoría desestima.

En consecuencia, la pregunta sobre la anomalía del uso público de los hábitos es pertinente y quizá resulta muy reveladora. ¿Por qué van de uniforme si no es normal? ¿Están aconsejadas por un genio del márketing? Sin duda, disfrazadas así, sea dicho por comparación con sus hermanas que no proclaman en público su condición de religiosas, destacan más. Deben de considerar que el vestuario otorga un halo de heroína social. Vestidas como todo el mundo no serían tan famosas. Y es innegable que quieren ser famosas. No se les puede reprochar, porque sin optar por la máxima notoriedad muchos santos no habrían subido a los altares, aunque tal vez sí al cielo.

Explícita inclinación política

Volvamos a la tierra. ¿Qué más tienen las dos monjas en común? Las dos son independentistas, no por nacionalistas sino porque pretenden aprovechar la oleada soberanista para dar forma a un país nuevo o mejorar el que tenemos. Las dos intervienen en política. Lucía Caram, de manera ocasional pero muy explícita, a favor de CiU en un acto de campaña (véase la portada de EL PERIÓDICO de ayer). Teresa Forcades anuncia la posibilidad de optar a la presidencia de la Generalitat. Ante ello, se puede cuestionar si debe de ser tan explícita la inclinación política de los religiosos, y hasta qué punto son compatibles las dos actividades.

Para responder, la diferencia entre benedictinos y dominicos es de una importancia capital, así que habrá que hacer algo de pedagogía. Los benedictinos, fundados hace más de 15 siglos, se retiran del mundo para vivir en comunidad espiritual bajo el lema 'Ora et labora' (Reza y trabaja), entendiendo el trabajo como otra forma de plegaria. Los dominicos son predicadores. Unos tienen que vivir apartados del mundo y los otros dentro de la sociedad.

Las diferencias no eran tan importantes para las comunidades femeninas, puesto que las monjas dominicas vivían bajo clausura y acompañaban a los hombres con la plegaria, no con la prédica, de la cual estaban excluidas de manera explícita. En esto, la Iglesia ha cambiado. Pero la opción por la vida monástica implica renunciar al mundo para rezar, sobre todo rezar, para elevarse hacia Dios.

Agrupaciones de anacoretas en el origen

En nuestros días, pocos están al caso de la diferencia entre vida religiosa y vida monástica. Pocos tienen presente que el origen del monaquismo cristiano se remonta a sus primeros siglos y no es otro que agrupaciones de anacoretas. Pero no todas las órdenes religiosas son iguales en el propósito.

Mientras benedictinos y cistercienses renuncian a la sociedad para recluirse y estar más cerca de Dios, los franciscanos se dedican a servir a los demás. Los franciscanos confían en el ejemplo de la pobreza, los dominicos en la palabra predicada que acerque las ovejas al recto camino. Los benedictinos, en la fuerza de la plegaria, que hará cambiar el mundo y reducir la presencia del mal, puesto que Dios los escuchará e intervendrá en este sentido. Forcades es benedictina. Caram, dominica. Forcades se plantea ser presidenta de todos los catalanes. ¡Cuidado!

¿Es contradictorio con la vida monástica dedicarse a la política? Sin duda, sin matices, sin paliativos. Incompatible y chocante. Ya lo tenía claro Aureli M. Escarré, el abad más famoso de Montserrat, cuando afirmaba que no pretendía ser un segundo Makarios, arzobispo y presidente de Chipre por elección democrática. ¿Es en cambio contradictoria la dedicación a los pobres dentro de una orden predicadora con la propaganda a favor de la independencia? No desde un punto de vista de la esencia de la vida religiosa. Pero también es chocante. Ambas monjas son chocantes. Por eso destacan.