Peccata minuta
Ovidi Montllor
El pasado domingo, el festival Barnasants cerró la conmemoración de los 20 años ya transcurridos desde la muerte del buen Ovidi Montllor con un concierto en el Auditori a cargo de la Corporació Musical Primitiva de su Alcoi y la Coral Sant Jordi. El acto, bautizado como 'Ovidi Simfònic. Perquè Volem', era a las seis en punto de la tarde, hora que el homenajeado hubiera discutido, ya que el Eibar-Barça acababa pocos minutos antes. Pero Ovidi, a su pesar culé, lo habría comprendido, ya que la orquesta debía acabar pronto porque les esperaba el autobús para devolverles a Alcoi, porque el día siguiente era lunes, con todo lo que esto, comporta laboralmente.
Y fueron apareciendo, uno a uno, los muchísimos componentes de la Primitiva, vestidos con su uniforme entre conserje y militar, y detrás de ellos, de riguroso negro, la Coral de Oriol Martorell. Y también salió a escena mi inefable amigo Pere Camps, fundador y director del Barnasants, personaje que igual se reúne con el venezolano Maduro para extender su festival hasta allí, como nos hace poner en pie y alzar el puño, como hizo el domingo, en memoria de Ovidi. Cuando acabó su parlamento con un «'Guanyarem'», un cachondo de entre el público gritó: «'Ja hem guanyat per zero a quatre'». Risas. Y el concierto fue transcurriendo plácidamente entre los aplausos del entregado auditorio.
PUJOL Y LOS ROJOS DE LA CANÇÓ
No entendí porque la Coral Sant Jordi interpretó las canciones de Ovidi con acento de Alcoi, de la misma manera que cantamos a Raimon copiándole la dicción, cuando en los recitales de Serrat por tierras de paella, sus fans corean las 'Paraules d'amor' tal como hablan ellos. También me costó entender que el 'conseller' de Cultura Santi Vila tuviese aquella tarde alguna cosa más importante que hacer que estar allí. Juanjo Puigcorbé, diputado de Cultura de la 'Dipu', sí que estuvo en el Auditori.
Lo que más me inquietó fue que la edad media del público debía rondar la media entre la de Puicorbé y la mía, que ya hace veinte años que hace veinte años que cumplimos los veinte. Y recordé un recital de Charles Trenet, en París, cuando ya debía ir rondando los ochenta, en el que un público cómplice y veinteañero agradecía a su siempre joven maestro el tesoro legado, compartiendo con él sus canciones. Y, a mi parecer, esto es lo que construye un país, una cultura propia. Y de eso no tiene la culpa Madrid. Pujol lo tuvo muy claro: para los rojos de la cançó, ni agua. Y se inventó él solito el rock catalán. Y aún estamos en ello.
PS: Leo que un tal Francisco, cantante nacido como Ovidi en Alcoi y votante de Ciudadanos, ha tildado a Mònica Oltra de «vicepresidenta de la escoria» y al alcalde Joan Ribó de «sinverguenza y enfermo».
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