Al contrataque
El otro aplastamiento
Muchos catalanes no independentistas se autoexcluyen de la España que Rajoy encarna
Antonio Franco
Periodista
ANTONIO FRANCO
Creo que no es realista la imagen que se proyecta de Catalunya. Lo de que casi una mitad quiere, sea como sea, la independencia que ofrece el procés; que casi otra mitad desea seguir, también como sea, con la actual España; y que en medio, pillada como en un gran sándwich, hay una minoría –desencajada– crítica con las dos posturas. La verdad es otra. Casi media Catalunya, constituida por independentistas reales y muchos compañeros de viaje irreversiblemente hartos de la España que encarna Rajoy, ha decidido irse; otra casi media Catalunya, tan decepcionada por esa misma España como por la indefinida y poco democrática propuesta soberanista de Junts pel Sí, apuesta por grandes cambios en el Estado; y una pequeña minoría –la que estrictamente vota aquí al PP– acepta seguir como hasta ahora.
La situación se vive desde una Catalunya profundamente rota que depende de una España poco atractiva que quizá hasta el pasado sábado era poco consciente de lo lejos que estamos ya los unos de los otros. Una España tal vez poco consciente de que para la mayoría de los catalanes el terrorismo no es lo peor del mundo. Porque se sienten víctimas de otro atropellamiento horroroso, masivo, en zigzag, a cargo de dos conductores: Rajoy (con su sostenida amoralidad política y su inacción culpable) y Puigdemont (portaestandarte de una independencia de contenido desconocido y envuelta en muchos factores antidemocráticos en fondo y forma durante toda su gestación). El hecho de que muchos catalanes no soberanistas ya no se sientan compatriotas con la España que vota mayoritariamente a Rajoy y su modelo de continua degradación democrática rompe todas las ficciones sobre una reconducción sencilla de los problemas. Y convierte en diabólico el pulso institucional anunciado para octubre, y en indeseable todo lo que pueda ocurrir después.
Pero la cara dura vuelta a mostrar por Rajoy en el Parlamento no invita a optimismos para el tiempo que resta. Convocado para explicarse sobre la 'Gürtel', el campeón del disimulo ni siquiera pronunció su nombre. España no avanza nada en la solución de los problemas. Y los suyos le aplaudieron mucho. Los suyos son poco conscientes de que si no cambian de líder la situación puede seguir pero no tiene salida, porque muchos catalanes no independentistas se autoexcluyen de la España que él encarna. Entre otras cosas recientes, porque no castigó a Fernández Díaz, el inmoral ministro del Interior que conspiró contra Catalunya como si fuese un enemigo exterior. Y porque muchos no podremos perdonar la limitación en número de agentes y en acceso a la información que se le impuso a la policía catalana encargada de defendernos del terrorismo yihadista, del mismo modo que no perdonamos que se nos diga que no hubo preaviso del atentado cuando lo que hubo fue un aviso descartado racionalmente por no ser convincente, algo válido pero que no es lo mismo.
- Hacienda te devuelve 300 euros si tienes un hijo menor de 25 años y 900 si tienes dos: así tienes que ponerlo en la declaración de la renta
- Muere Itxaso Mardones, reportera de Gloria Serra en 'Equipo de investigación', a los 45 años
- Adiós a los cajones de la cocina: la solución con perchas que puedes colocar en cualquier parte
- Pedro Sánchez se plantea renunciar como presidente del Gobierno tras la investigación a su mujer
- El CIS publica una encuesta sobre las elecciones en Catalunya a pocas horas del comienzo de la campaña
- Buenas noticias para los jubilados: la paga extra de verano viene con sorpresa
- Multado con 112.000 euros un bar musical de Vilanova i la Geltrú por permitir el consumo de drogas
- Clamor en Madrid para que se homologuen ya 100.000 títulos universitarios: "Soy médico, pero trabajo en un 'burger'