La clave

El otoño de los cantautores

JUANCHO DUMALL

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Pese a su fuerza arrolladora y una innegable capacidad de crear eslóganes -No hay pan para tanto chorizo; No es un a crisis, es una estafaApaga la tele, enciende tu mente-, el movimiento que surgió el 15-M del 2011 no dejó un cancionero significativo. Nada que ver con la gigantesca eclosión de la canción protesta en las postrimerías de la dictadura y los primeros años de la democracia, cuando muchos cantautores se convirtieron en héroes del antifranquismo. En los años 80, la mayoría de ellos se hartaron y dejaron aparcadas sus guitarras. Otros, los menos, siguieron en activo con suerte profesional desigual. El caso es que el género languideció sin remedio.

Pero hete aquí que el subidón soberanista, la irrupción de Podemos y la cada vez más airada crítica de los poderosos ha reverdecido los viejos himnos. Lluís Llach lo confesaba el mes pasado en Dominical: «Con todo esto del proceso y la consulta, me arrepiento de haber dejado de cantar». No en vano L'estaca es un clásico de las asambleas de Podemos y de las concentraciones por la independencia o del derecho a decidir.

Un veterano, Paco Ibáñez, celebra hoy su 80 cumpleaños con un concierto en el teatro de la Maestranza de Sevilla. Otros, como Serrat o Víctor Manuel, conmemoran sus cincuenta años de carrera con discos llenos de viejas apelaciones a la libertad y a la justicia. Mientras, se suceden los homenajes al añorado José Antonio Labordeta, cuyas canciones se siguen coreando en todo tipo de actos reivindicativos. Y el vídeo en el que Pablo Iglesias canta Cuervo ingenuo junto a Javier Krahe ha sido visto en Youtube por decenas de miles de personas. Como decía en su último artículo el maestro Diego Manrique, «para Podemos, la crítica de la transición es compatible con el reciclaje de su cancionero».

Pop insustancial

Es una rareza histórica que en una época de profunda crisis lo que triunfe entre los jóvenes sea el pop insustancial. La canción protesta emergió en las dictaduras, como el punk lo hizo en las crisis industriales de finales de los 70. Pero más curioso aún es que los tiempos nuevos que se anuncian tengan la banda sonora de una época que se fue.