¿Haríamos presupuestos? Una respuesta honesta

Si yo estuviera en la piel del 'conseller' Mas-Colell, me aclararía, no mentiría y no supeditaría los presupuestos a una consulta soberanista

El 'conseller' de Economia, Andreu Mas-Colell, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera.

El 'conseller' de Economia, Andreu Mas-Colell, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera.

ROCÍO MARTÍNEZ-SAMPERE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El pasado jueves hice dos comentarios enTwitter(@rociomsampere). El primero, criticando elobjetivo de déficit del 1,58% impuesto por el Gobierno Rajoydéficit. El segundo, exigiendo rigor en el Govern de Catalunya en el tema presupuestario; no dando por buenas estas afirmaciones hechas por Duran, los 'consellers' del Govern y el mismo 'conseller en cap' de la oposición (en esto coinciden todos), que asimilan el no hacer presupuestos a laausencia de recortes. Que dicen: seguimos con la prórroga presupuestaría como resistencia activa, para evitar más sufrimiento, porque hacer unos presupuestos sería muy perjudicial para elbienestar de los ciudadanos.

Este segundo comentario ha ocasionado bastante críticas de mis seguidores en Twitter, y algunas exigencias: ¿Y tú que harías?

Consciente de que en la política hiperacelerada que todos vivimos el silencio en temas incómodos es la mejor manera de 'sobrevivir' --por aquello de que 'mañana será otro día'-- seamos sinceros, 48 horas de mensajes incómodos y ya está. Consciente también de que es más fácil cerrar debates con titulares y vaguedades. Pero consciente sobre todo de que la nueva política que reclamamos pasa por hacer el ejercicio del 'qué haría yo', ese ejercicio de empatía y responsabilidad, de expresión de la complejidad de los tiempos que vivimos, de expresión de posiciones que quizás no generan ningún entusiasmo a nadie. Entiendo que este ejercicio de honestidad es necesario, confiando en que la mayoría sabe que de retórica no vive un país, por muy romántico que sea...

¿Qué haría yo si estuviera en la piel del 'conseller' Mas-Colell? Enprimer lugar, me aclararía. Porque a estas alturas todavía no tengo claro qué tipo de política económica defiende el Govern. Lo que entiendo que no vale es decir 'sí' aMerkely 'no' aRajoy. El Govern deCiU, con sus críticas al exceso de gasto de los gobiernos de izquierdas, situó la austeridad como la solución a la crisis, y no puedo dilucidar con claridad qué haría el 'president' Mas si fuéramos un país independiente o sin restricciones financieras: ¿recortaría, porque tenemos que llegar a un déficit del 1% cómo dice Europa? ¿Gastaría, porque esta no es la manera de solucionar la crisis? Insisto, no se puede decir 'sí' a Merkel y 'no' a Rajoy.

Y la prueba del algodón es laley de estabilidad presupuestaria. CiU votó que Catalunya tuviera undéficit cero, cuando fuera, como fuera. No habrá ningún tipo de credibilidad ni de planteamiento económico de futuro hasta que el Govern de Catalunya no aclare qué piensa --no en que se escuda-- sino qué piensa. Creo que no se tendría que haber votado la ley de estabilidad presupuestaria y, consecuentemente, creo que se tendrían que dedicar esfuerzos para explicar a los gobiernos de España y de Europa que la austeridad no es un esprint de velocidad y que, entendida como la entienden, es unaustericidio; que el gasto público no está en el origen del problema de la crisis y la solución, pues, no pasa solo por reducirlo. Si tanto creemos en Europa por otras cosas, tendremos que demostrar que también en este tema --vital, urgente-- Europa nos importa, y tenemos posición. Creer en el déficit cero como dogma y no quererlo para Catalunya es, simplemente, poco creíble y poco edificante de cara al futuro que queremos construir.

Ensegundo lugar me defendería con una estrategia diferente. Creo honestamente que el Govern pone todo su peso político en conseguir un objetivo de déficit mejor. Y esto que es necesario (no hace falta que nos extendamos en la injusta centrifugación que hace el Gobierno central de los esfuerzos por la crisis: 5,2 para ellos y 1,3 para las autonomías) no es el único frente que se tiene que trabajar. Los pagos atrasados de la disposición adicional tercera, del famoso fondo de competitividad (que en el 2011 argumentaban que no se tocaba el anticipo, porque se pagaría en el 2013), de los pagos directos de partidas... son otros ejemplos relevantes y hoy silenciados.

Focalizar la energía política del Govern en un solo punto --por ejemplo, el objetivo de déficit-- es, desde mi punto de vista, una mala estrategia. No observo ningún esfuerzo mediático, parlamentario ni político para reclamar otros pagos incluso más importantes que la diferencia entre 1,58% y el 2%. Está claro que la crítica en este punto es fácil: si no conseguimos una cosa, ¿cómo conseguiremos las otras? Pero sigo entendiendo que la defensa de lo que es nuestro y nos corresponde por ley es algo que ni podemos ignorar ni es inteligente hacerlo, sabiendo que, cuando se trata del conjunto del país, la estrategia de jugárselo todo a una carta no es la mejor, ni la más eficiente ni la más efectiva.

Entercer lugar, no mentiría. Creo que es unfraude democrático decir a los catalanes que no se hacen presupuestos para evitar los recortes inasumibles que tendríamos con el 1,58% del déficit. ¿Alguien piensa que la Generalitat no funciona ya con unos presupuestos? Pues sí. Funciona a día de hoy con unos presupuestos diseñados con elPPque contienen un déficit del 0,7%(ergo, más recortados todavía).

¿Alguien piensa que, si incluso ajustamos la prórroga presupuestaría al 1,58% del déficit, los catalanes no sufriremos exactamente los mismos recortes que se nos dicen que se quieren evitar? Que quede claro que lo único que nos ahorramos con la prórroga no son los recortes, sino el debate democrático de prioridades que implican unos presupuestos. La prórroga presupuestaría no solo implica los mismos recortes, sino que además deja al Govern con menos margen de maniobra porque actúa con las mismas partidas que el año pasado (con más dificultad para gestionar nuevas prioridades). Una falta de coraje más que descriptiva de un Govern que dice estar dispuesto a liderar un proceso político que no solo requerirá voluntad y buenas intenciones.

Encuarto lugar, no cambiaría presupuestos por consulta. La consulta que defendemos la mayoría de catalanes no puede ser moneda de cambio. Creo queOriol Junqueras se equivoca cuando --resumiendo-- dice: 'estos presupuestos son imposibles, hagamos ya la consulta'. Como si el injusto reparto del objetivo de déficit del Gobierno central fuera un argumento añadido a la consulta. Si Montoro hubiera acordado el 2%, ¿ya no tendríamos que hacer consulta? ¿Ya no sería tan necesaria, tan urgente? Insisto en que nos equivocaríamos si juntáramos una cosa con la otra. Es la diferencia, para mí capital, de quienes defienden la independencia porque están cansados de España en vez de porque tienen un proyecto en positivo para Catalunya.

Y, además, insisto en que no se puede confundir a la población. ¿Hacer la consulta mañana nos quita de encima el problema real de este ejercicio presupuestario? Si lo que se pretende es que cuanto peor mejor, creo que nos estaremos equivocando, porque más allá de un 'sí' o un 'no' a una forma de Estado, algo que nos tiene que preocupar a todos es en qué condiciones llega la sociedad, llegan el conjunto de ciudadanos de Catalunya. Tenemos que trabajar para hacer la consulta posible, sí, y sí, tenemos que utilizar el margen que tenemos para que Catalunya vaya, hoy, hacia adelante, y no hacia atrás.

Enquinto lugar, haría unos presupuestos. Por todo lo expuesto anteriormente entiendo que, desde el Govern, hay dos opciones: la que defienden fuerzas políticas como ICV --de plantarse y no pagar a nuestros acreedores, argumentando, no sin motivo, que parte de nuestra deuda es injusta--, y la que haríamos nosotros: hacer unos presupuestos que no son los ideales, pero sí mejor que los actuales.

Una opción de compromiso: de compromiso entre lo que no es bueno y lo que es peor. Porque entiendo que muy a menudo gobernar es esto: decidir. La opción que ejerce CiU-ERC --seguir teniendo unos presupuestos que solo recortan gasto y no pasan por el Parlament, diciendo retóricamente que eso es plantarse--, solo equivale a mantener la resignación real y la inflación retórica.

Defender la elaboración de unos presupuestos no es una opción cómoda, no quiere decir hacer fuegos artificiales, ni dar soluciones mágicas, ni recibir aplausos, pero es una opción honesta si uno hace --como yo he intentado hacer-- un ejercicio honesto de ponerse en el lugar de otro.

Plantaría batalla: por el déficit injusto, por los pagos pendientes, por otra política europea. Pero no dejaría a los catalanes peor de como pueden estar, entendiendo que gobernar día a día también forma parte de nuestras responsabilidades.

Haría por lo tanto unos presupuestos a regañadientes, con el 1,58% del déficit. Estos presupuestos contendrían ajustes, sí, pero intentaría que fueran hechos de forma que no siempre afectaran a los más vulnerables, ni dejaran de lado las apuestas en positivo que necesita este país: educación, reactivación industrial o búsqueda. Y lo haría tocando la partida de ingresos propios: impuesto sobre las grandes fortunas, sucesiones y donaciones, energía nuclear, cruzada contra el fraude fiscal, etcétera.

No es aceptable ni sensato que Catalunya lleve tres ejercicios presupuestarios solo recortando gasto y recortando además ingresos. Eso no le pasa a ningún otro país del mundo. En segundo lugar plantearía reformas: reforma delICS-ICCAS, de las mutuas de accidentes laborales, de la Administración, de la forma en que se financian las inversiones... En tercer lugar plantearía pactos: pactos de temporalidad que impliquen sacrificios acordados hasta que la situación mejore, al estilo del que han hecho enSEAT. Y en cuarto lugar, plantearía un relato de prioridades: si el déficit real de nuestro país se llama paro y fractura social, plantearía unos presupuestos que en vez deresignación transmitieranapuestaysensibilidad social, apuesta por lo que queremos y para no dejar a unos ciudadanos de dos categorías (lo hacen a la inversa: dicen cuánto tenemos y por lo tanto qué hacemos, sin saber qué queremos realmente hacer). Porque entiendo que tener un plan y explicitarlo es la forma de generar confianza y que, en cambio, la resignación de 'no podemos hacer otra cosa' es la que produce este hartazgo que se suma al sufrimiento de muchos ciudadanos.

Esto es lo que haría. Entendiendo que gobernar es esto: tomar decisiones y hacer apuestas para solucionar al menos alguno de los problemas que tenemos planteados. Y entendiendo que lo opuesto a gobernar es proclamar que en nombre de una cosa --evitar recortes- acabas haciendo lo mismo, con nocturnidad y alevosia. Este es el ejercicio de responsabilidad que hemos intentado los socialistas, presupuesto tras presupuesto. Y este es el ejercicio de responsabilidad que me gustaría ver del ¡president' y del 'conseller' de Economía de un Gobierno de Catalunya que también es el mío. Nuestro pasado nos enseña que el exceso de táctica ha malogrado la política catalana... Quizás un servicio al país presente sería que, por una vez, las cosas cambiaran.