Revista de prensa

La nueva etapa de Catalunya

Tres visiones muy distintas para el relevo al frente de la Generalitat

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JOAQUÍN ROMERO

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La toma de posesión de Artur Mas como presidente de la Generalitat ha merecido algunos editoriales, unos referidos de forma directa al relevo y otros más relacionados con el Estado de las autonomías e incluso con los pactos parlamentarios que podrían abrirse tras la abstención del PSC en la votación de investidura de la semana pasada.

Así, La Vanguardia explicaba ayer algunas de las dificultades con que se encontrará el nuevo president. Después de recordar que el déficit público catalán se ha multiplicado por 14 en siete años, «inevitable» dada la «enorme magnitud de la crisis», el diario aseguraba que «es una pesada herencia que dificulta el margen de maniobra político y económico del nuevo Ejecutivo». Desde su punto de vista, el próximo Govern deberá hacer un gran «esfuerzo de gestión para ajustar las cuentas públicas», tendrá que ir más allá de las medidas ya anunciadas. «Y este es un reto para el que necesitará el apoyo y la comprensión del conjunto de la sociedad catalana».

El madrileño Abc prefería fijarse en el trato protocolario que las leyes catalanas reservan para los expresidentes. Y así recordaba lo que califica como «bicoca» en el caso de José Montilla, que dispondrá de despacho y personal de oficina, además de 135.000 euros anuales. El comentario, que iba ilustrado con una foto en la que aparecían Montilla y Mas en el Palau, reconocía, no obstante, que solo tres de las 17 autonomías no tienen previsto el tratamiento para los presidentes salientes.

El Mundo centraba su editorial en recordar los deberes a Mariano Rajoy. En su opinión, el ofrecimiento de José Luis Rodríguez Zapatero el miércoles pasado puede transformarse en un pacto de Estado que el PP ha de aceptar. «Rajoy debería ser el primer interesado en respaldar las reformas, incluso desde un punto de vista egoísta, porque eso le permitiría en un futuro recoger un país en mejores condiciones. Además, es obvio que algunas de las medidas que hay que poner en marcha son antipopulares y que es el Gobierno y no la oposición el que acabará pagando la factura ante los ciudadanos». Está claro que hay quien piensa que el entendimiento entre el PSC y CiU, más los acuerdos entre PSOE, PNV y CC, puede presagiar más vida para el Gobierno central de lo que ellos habían calculado en los últimos meses.