Nietos y nietas

Niklas Frank es periodista e hijo del carnicero Hans Frank, que fue gobernador nazi de Polonia y uno de los principales responsables del Holocausto. Cada 16 de octubre, el día que su padre fue ajusticiado en la horca de Núremberg, se masturba delante de una foto del progenitor. Lo explica en sus charlas. Es una especie de venganza íntima y extrema, irreverente. Un hermano suyo se hizo la vasectomía para que el abuelo Frank no tuviera nietos y para que su apellido inmundo desapareciera de la faz de la Tierra. También lo hizo Bettina Göring, sobrina-nieta del mariscal del Reich. Se hizo ligar las trompas. Katrina Himmler, descendiente del líder de las SS, ha escrito un libro sobre la familia en el que se va dando cuenta del mal terrible que deja empantanados a todos los miembros de la estirpe. Apenas pueden huir del recuerdo a través de ceremonias expiatorias, de decisiones radicales como el suicidio, o de una militancia activa en contra del régimen que crearon sus abuelos.

Aquí no. Aquí optamos por la frivolidad. La nieta de Franco habla con Bertín Osborne de un abuelo amable que mira películas y que abraza a niños pequeños. Un abuelo que protagoniza anécdotas divertidas sobre la moda femenina y una abuela que lleva collares para disimular los defectos de la edad. Una estampa familiar, agradable, cordial. El terror, en España, no se ha transformado en trauma generacional. De color rosa, lo han banalizado hasta el límite de la impudicia moral.