El sudor frío de imaginar un Barça sin Messi

Messi se abraza a Neymar después de marcar el 1-1 en Sevilla.

Messi se abraza a Neymar después de marcar el 1-1 en Sevilla. / periodico

DAVID TORRAS

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Hace ya unos cuantos años, en algunas cenas con ilustres invitados se debatía abiertamente sobre la conveniencia de vender a Leo Messi. En esas reuniones había más de una reconocida voz que abogaba por una salida a corto plazo, “en uno o dos años”, con el argumento de que, mejor traspasarlo en un buen momento y cobrar un pastón, que correr el riesgo de un futuro incierto. Se daba por hecho que Leo no tardaría en ir cuesta abajo de la misma manera que alguno pensó que iba a quedarse por el camino en los días en que seguía a Ronaldinho a todas partes.

Pero Leo cambió de dirección con esa inteligencia que tiene no solo en el campo y que hay ingenuos que le niegan, en uno de los gestos más determinantes de su carrera y al que siguió un efecto dominó, con la marcha de Ronaldinho y Deco que forzó Guardiola y el nuevo régimen que se instauró en Sant Joan Despí.

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Hoy será difícil que aquellos pecadores confiesen su pecado aunque sobran testimonios. Así que, como reclamaba un ocurrente tuitero, sería interesante un wikileaks con la lista de los nombres de todos los que querían vender al 10 y hoy miran a otro lado cuando se habla de ello. Incluso en el Camp Nou llegó a haber ese runrún en el año del Tata, un buen tipo pero un pésimo técnico en su paso por el Camp Nou, y que logró que Messi se aburriera jugando y que muchos culés le pusieran la cruz con esa sentencia que se utiliza tan a la ligera: «Aquest noi està acabat».  

Imaginar lo que el Barça habría sido sin Messi en todo este tiempo provoca un sudor frío, incomparable, eso sí, al de imaginar el día en que se vaya para siempre con la certeza de saber que nunca volveremos a ver a nadie como él. Messi lleva ocho años destrozando aquellas profecías. Messi es mejor que Messi cada tres días. Su colección es ya monumental, pero habrá que esperar hasta el último segundo del último día en que se calce unas botas para publicar el legado que merecería como cualquier gran artista: "Las obras competas de Leo Messi". 

Ahora que ya no hay debates, el Barça haría bien en asegurarse de que Leo siga unos cuantos años más en el Camp Nou. Es curioso que el mejor de todos tenga el contrato más corto y que el Madrid corra a renovar a Cristiano cuando cada vez corre menos y cuando más dudas genera su presente y su futuro. Renovar a Messi no debe ser fácil y más después del golpe de Hacienda. En el club saben lo que esa condena estuvo cerca de provocar.

Eso sí que era sudor frío. Un anticipo de lo que se viviría si pasa el tiempo y el final de Messi se mantiene fijo en el 2018, una fecha que queda lejos para casi todo menos para decir adiós a alguien al que el Barça desearía tener siempre cerca. Y para toda la vida.  

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