Messi y la chapuza de Manchester

ANTONIO BIGATÁ

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Los calendarios habían situado para esta semana los dos grandes choques futbolísticos que a principios de temporada parecía que serían decisivos para las dos grandes ligas europeas: el Madrid-Barça y el pulso de Manchester. Pues no. El partido del Bernabéu sí que respondió a las expectativas pero lo dejó todo en el aire, mientras Manchester City y Manchester United se limitaron a protagonizar un encuentro de equipos mediocres y poco estructurados que en vez de aspirar a la Premier compitieron buscando una plaza-basura para la próxima Champions.

Manchester es hoy la capital de la decepción. Desde allí se tiró mucho dinero en fichajes para convertir la ciudad en la capital futbolística del mundo, pero no se acertó. Mourinho, cada vez con pinta de estár más viejo, cansado y desmotivado de lo que corresponde a su edad, ha sido el 'caganer' de esta Premier. No ha sacado partido triunfal de Ibra, que posiblemente ha quemado en falso su último gran año de carrera; se le ha podrido entre las manos otro declinante, Rooney, y ha fracasado en el lanzamiento de Pogba como rey de las islas. Ni siquiera ha encontrado un patrón de juego que prometa hazañas del United de cara a la temporada que viene. Es justo lo que le deseábamos quienes le despreciamos por antideportivo y arquitecto de fútbol rácano.

LOS ESCOLLOS DE GUARDIOLA

Pero enfrente Guardiola también ha perdido un año. Pep no ha tenido suerte. La lesión de Gundogan (contratado para llevar la batuta de su once) le ha impedido rodar el centrocampismo que posiblemente proyectaba (uniéndolo a Silva y De Bruyne), hasta el punto de que ha tenido que utilizar la reliquia ralentizadora Toure Yaya. Otra lesión, la de Gabriel Jesús (con quien debía ensayar un dúo de estiletes con Kun Agüero, escoltados por Sterling), deja también ese trabajo para el curso que viene, que será otra temporada de ajustes y no de aplicación de conocimientos adquiridos en estos 12 meses de tanteos. Y Pep tiene que volver a fichar. Es evidente que no tiene aún los complementos necesarios, y debe desandar errores como el de creer que Nolito era idóneo para un supercampeón. El Chelsea de Antonio Conte efectuó contrataciones más prácticas y le ha dejado atrás en la Premier.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Guardiola no ha tenido suerte\u00a0","text":"en su primer a\u00f1o en el City: le lesi\u00f3n de Gundogan y Gabriel Jes\u00fas han lastrado su trabajo con los 'citizen'"}}Lo peor para Guardiola es que ha vuelto a recibir la misma lección que en Múnich. Es un técnico capaz de organizar un juego brillante, pero se alejó del acceso a la excelencia cuando se separó de Messi. Quienes le adoran pueden pensar que es una situación injusta, pero deberían reconocer que hay otros entrenadores magníficos que con Messi también lo ganarían casi todo. Esa realidad marca a hierro este final de temporada y los preparativos de cara a, todavía, los dos o tres próximos años.

LA RULETA RUSA DE ZIDANE

Por eso Florentino sabe que si el Real Madrid no hace este año el gran doblete Liga-Champìons (aprovechando las vacilaciones de Luis Enrique y el Barça) puede tardar en volver a tenerlo a su alcance. Por eso hay tanta presión sobre los hombros de Zidane, que juega con su pistola a la ruleta rusa ahora que ha visto que su alineación B es más solvente que la que le gusta al presidente (con el irregular Bale y el Cristiano Ronaldo ya sólo buen rematador). Pero marca asimismo la reflexión del barcelonismo: no se puede desaprovechar ni un minuto más la suerte cósmica de tener, y en forma, a Messi, además de Neymar, las dos piezas de tablero que todos los grandes clubs del mundo sueñan incorporar a sus plantillas este verano.