La rueda

De mayores querrán ser Ada Colau

LLUCIA RAMIS

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De pequeños queríamos ser bomberos, princesas, futbolistas; héroes aparentemente asequibles. Luego unos pretendieron cambiar el mundo, mejorarlo o explicarlo. Y otros, al ver que, tras tanto esfuerzo, científicos, arquitectos, médicos o periodistas tenían que cruzar la frontera para ejercer su profesión, no supieron qué ser. No esperábamos nada, pero no nos esperábamos esto.

Para avivar un poco la encendida huelga contra la reforma educativa deWert,el ministro dice que los universitarios no deben estudiar lo que quieren, sino lo necesario. Y añade: «Que piensen en su propia empleabilidad». O sea, dada la situación del país, que emigren o abandonen, porque la suya será una carrera sin meta. Ya nos lo advertía aquel anuncio que se refería a losjasp, éramos jóvenes aunque sobradamente preparados. Pero se olvidaron un guion tras el prefijo: nos esperaba el paro. Ahora, las manifestaciones masivas de los alumnos de secundaria y la intervención deAda Colauen el Congreso evidencian la escisión total entre lo que la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca reconoce como sociedad civil y la clase política. De hecho, un informe interno de la Comisión Europea llama la atención sobre esta «desconexión completa» entre ambos.

Así, y aunque sea por reacción, el ciudadano empieza a tomar la responsabilidad de actuar por cuenta propia para no repetir los mismos errores que nos han traído hasta aquí, esta especie de ninguna parte. De mayores, los jóvenes de hoy querrán ser jueces oAda Colau,los nuevos héroes. Su gesto no está pensado en términos de la vergonzosa empleabilidad que exigeWert,sino en su utilidad. Estamos recibiendo una educación a bastonazos, como en épocas pasadas. La diferencia es que esta vez habremos aprendido la lección.