Peccata minuta

Matan porque no saben dibujar

JOAN OLLÉ

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¿Qué debieron pensar los buenos de Wolinski, Cabu, Charb & compañía cuando entrevieron desde el paraíso de los lápices rotos al inquietante Rajoy & compañía en cabeza de la manifestación parisiense? ¿Por qué, entre las ingeniosas y emocionantes frases que exhibieron los anónimos ciudadanos no figuraba la que decía: «¡Luis [Bárcenas], sé fuerte, aguanta!». ¿Qué pintaba el corrupto colaboracionista en aquella demostración de altísima cultura democrática? Observé una a una muchas caras graves, entristecidas, pero todas exhibían el muy frágil orgullo de haberse sabido constituirse, con mucha sangre y libro por medio, en pueblo. De la muchedumbre brotó 'La Marseillaise' como podría haber brotado 'La mer' de Charles Trenet o 'Le partisan' de Yves Montand. 'On connaît les chansons'.

Y, entre lagrimones, sentí una inmensa alegría por saber un poquito de francés, suficiente como para acompañar a Paco Ibáñez cuando me invita -yo, desafinando- a compartir «'À Paris dans chaque faubourg...'». Y pensé en mi amigo y maestro Joan de Sagarra, que cada noche, con su bastón, debe ir aún a los andenes de la estación de França a rascarse el alma, hasta arrancarse toda la sarna, con los vagones del Sr. Cook, viendo como parten los trenes sin él. Douce France, cher pays de mon enfance…

Colores, olores y raleas

Y en mi copain Lionel Spycher, que cuando su pequeña Anna pataleaba como solo lo hacen las rubias parisinas, no solo la amenazó repetidamente con telefonear a Sarkozy, sino que, en mi condición de padrino de ella, me otorgó poderes para hacerlo yo también. Un día, en el metro, a mi ahijada le dio por ponerse insoportable y eché mano de mis privilegios: « Mira, Anna, o te callas o llamo a Sarkozy». Y la pequeña, a gritos: ¡'Non, non, Sarkozy nooooooon'! El vagón entero aún debe andar meándose de risa. 'L'air de la bétise'!

Existió un París de Doisneau y de Prévert, de Gainsbourg, de Modiano... Pero hoy París es, sobre todo, las tardes de los sábados, un andén de metro abarrotado de personas de cien mil colores, olores y raleas, y solo que se inquietase una, caerían todas al abismo. Eso no acostumbra a suceder, porque hace un par de siglos y pico alguien tatuó en el alma de los de la boina y la 'baguette las tres grandes palabras: 'Liberté, egalité, fraternité'. La última es mi preferida.

Se puede y se debe abusar de la democracia, reírse hasta el delirio y el mal gusto de sus excesivas trampas, pero con las cosas de vivir no se juega, ¿verdad, Charlie? 'Mourir pour des idées'? 'D'accord, mais de mort lente'» cantaba el gamberro Brassens. Francia vuelve a ser Francia. Y el Papa, que cante misa. Matan porque no saben cantar ni dibujar.