DÍA MUNDIAL DE LA INFANCIA

Malala, una niña, miles de niños y niñas, ¿y los derechos?

"Una sociedad sin derechos es una sociedad sin futuro y si olvida los derechos de los niños y las niñas es una sociedad perdida"

Unos niños paquistanís en una concentración de apoyo a Malala Yousufzai, en Karachi.

Unos niños paquistanís en una concentración de apoyo a Malala Yousufzai, en Karachi. / periodico

FUNDACIÓ MARIA AURÈLIA CAPMANY

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Malala Yousufzai es una niña de 15 años que lucha por sus derechos, por los derechos de todas las niñas, los derechos de las niñas y niños de su país que son también los de toda la infancia del mundo.Malala vive en el valle del ríoSwatt, donde los talibanes prohibieron el derecho a la educación de las niñas, un derecho fundamental, básico, como lo es el derecho a vivir en salud, el derecho a un nivel de vida adecuado para su desarrollo, particularmente en lo que respecta a la nutrición, el vestido y la vivienda, a la protección contra el descuido o trato negligente, la protección contra el trabajo infantil y contra la explotación económica... por destacar solo algunos.

La convención de derechos de los niños se promulgó en 1989 porNaciones Unidasy contiene y desarrolla los derechos que las niñas y los niños de todo el mundo tienen. Unos derechos atropellados, ignorados, incumplidos de forma sistemática por los gobiernos y que nos pone sobre la mesa la falta de ética y de valores de gobiernos y estados que gestionan nuestra economía, que promulgan leyes, que ponen en marcha (o recortan) los servicios públicos... En definitiva, que son los garantes de nuestros derechos.

¿Qué mundo estamos construyendo?

El 20 de noviembre es elDía Internacional de los Derechos de la Infancia, muchas niñas, como Malala, luchan por el derecho a sueducación en sistemas políticos donde los derechos de las mujeres son ignorados, donde los derechos son ignorados. Y estamos hablando de un drama humano que afecta al futuro mundial: casi 9 millones de niños y niñas mueren cada año antes de cumplir los 5 años; 101 millones de niños y niñas no van a la escuela primaria, 2 millones de niños y niñas están infectados con el VIH; 215 millones de niños y niñas tienen que trabajar para sobrevivir, algunos lo hacen en condiciones extremas; 18 millones de niños y niñas sufren los efectos de los desplazamientos forzosos, 14 millones de niñas son madres antes de cumplir los 19 años; unos 300.000 niños son utilizados como soldados, 120.000 son niñas que, además, deben servir de esclavas sexuales. Se estima que hay unos 80 millones de niños y niñas que viven y trabajan en la calle... son datos preocupantes y aterradores. ¿Qué mundo estamos construyendo para el futuro?

Pero los gobiernos que incumplen los derechos de la infancia no son solodictaduras, ni estados con poca estructura administrativa y social, ni países enguerra. Estamos hablando también de estados delprimer mundo que recortan derechos, que obvian políticas, que desahucian a familias de su casa. Estamos hablando, también, de complicidades políticas y financieras con estos recortes de derechos y con estos sistemas que dejan que sus niñas y sus niños queden desatendidos y vivan en la extrema pobreza o mueran en ella. Y nada de esto nos queda lejos, nada de esto nos es ajeno.

Estamos hablando, también, de aquellas complicidades sociales y políticas que permiten que haya niños (de dicho primer mundo) que solo tienen una comida al día mientras su familia pierde la vivienda. Estamos hablando, también, del cada vez más difícil acceso a una educación en igualdad de condiciones y al derecho a la coeducación para formarciudadanos libres.Estamos hablando del bienestar y la protección de estas criaturas, contra el maltrato y todo tipo de violencia, también la social.

Estamos hablando de las ciudadanas y ciudadanos del futuro que crecen sin opulencia, que crece con dificultades sociales y económicas y que, al mismo tiempo, ha dejado de ser el centro de las miradas, porque la mirada que la infancia nos devuelve del mundo que tenemos nos turba. Una sociedad sin derechos es una sociedad sin futuro, una sociedad que olvida los derechos de los niños y las niñas es una sociedad perdida. Malala, sí, y millones de niñas y niños quenos miran y nos juzgan.