Los rivales de Guindos en el BCE

España debe recuperar peso en las instituciones internacionales en las que ha pasado a ser un actor irrelevante

Luis de Guindos, en un acto celebrado en Madrid.

Luis de Guindos, en un acto celebrado en Madrid. / periodico

OLGA GRAU

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España perdió su silla en el BCE en el 2012. Y no por una estrategia malévola de la eurozona, sino por la falta de pericia del Gobierno. El mandato de José Manuel González Páramo en el comité ejecutivo del BCE venció el 31 de mayo del 2012. El candidato español fue el entonces jefe de los servicios jurídicos del Banco de España Antonio Sáinz de Vicuña, un jurista que no encajó en un ecosistema formado por economistas de prestigio internacional o bien gobernadores o subgobernadores de bancos centrales con un expediente sobresaliente. El entonces gobernador del Banco de Luxemburgo, Yves Mersch, fue elegido en vez de Sáinz de Vicuña.

España cometió un pecado. Creer que por ser uno de los grandes países de la eurozona le correspondía un puesto independientemente de la valía del candidato que presentara. También pecó de naïf al creer que un pacto con los dos grandes, Alemania y Francia, era suficiente. Le volvió a ocurrir lo mismo al ministro Luis de Guindos cuando postuló su candidatura al Eurogrupo enfrentándose al holandés Jeroen Dijsselbloem. En una votación secreta, ganó el holandés por la mínima porque hubo revuelta de los pequeños y quizás porque algún grande perpetró traición de última hora.

España vuelve a estar convencida que a razón de su peso en la eurozona logrará, esta vez sí, la vicepresidencia del BCE cuando venza en el 2018 el mandato del portugués Vítor Constâncio. Guindos cree contar con el apoyo de Francia y Alemania. Él mismo es uno de los candidatos de una terna que se completa con el exsubgobernador del Banco de España José Viñals y el expresidente del Banco de Pagos Internacionales (BIS) Jaime Caruana. Pero hay que tener en cuenta que en Europa sería un rara avis el salto desde un ministerio al BCE. Tampoco sería aceptable que Viñals, ahora presidente de Standard Chartered, un banco con sede en Londres, pasara del sector privado al regulador sin paso intermedio.

Vuelve esa sensación déjà vu. En la eurozona hay dos pesos pesados en campaña activa por el puesto de Vítor Constâncio o el de Mario Draghi cuando llegue el momento. Uno es el actual gobernador del Banco de Holanda Klaas Knot. Es un académico muy reputado a nivel internacional con un hoja de servicios impecable en instituciones internacionales. Otro es el actual gobernador del Banco de Irlanda Philip Richard Lane, que se ha granjeado una gran fama por su gestión del post-rescate del país. España debe recuperar peso en las instituciones internacionales. Pero debe jugar con las mismas armas que juegan los otros. La clave es la meritocracia no exenta de ciertas dosis de diplomacia.