OPINIÓN

Los presupuestos se prorrogan y los problemas se mantienen

Programas sociales que vencían con las cuentas del 2015 tienen un futuro difícil

SALVADOR SABRIÀ

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Si no se aprueban los presupuestos de la Generalitat no solo no se podrá restituir la paga extra de los funcionarios, sino que quedará frenada la ampliación de la Agència Tributaria de Catalunya, pieza clave en el ‘procés’. Este era el principal argumento utilizado en diciembre del 2014 por el Govern presidido por Artur Mas para oponerse a una prórroga presupuestaria. Y la respuesta de su aliado-opositor en ese momento, ERC, era que una prórroga tampoco era tan mala como se intentaba presentar por parte del Ejecutivo y que incluso era posible llevar a cabo posteriormente una ampliación de crédito para pagar la citada extra. Este era el debate en diciembre del 2014. Un año y medio más tarde, el mismo político que entonces no veía tan mal una prórroga y que ahora ocupa la Conselleria d’Economia, el republicano Oriol Junqueras, carga contra la CUP porque no ha permitido aprobar unos presupuestos nuevos para el 2016 y ha forzado otra prórroga de las cuentas, que, a su entender, limita mucho la capacidad de acción de la Generalitat.

En este juego de medidas posibles o imposibles, según quién esté al frente de cada 'conselleria', también es destacable que la ahora titular de Governació, la convergente Meritxell Borràs, cerró un acuerdo con los sindicatos solo un día después del rechazo a los Presupuestos del 2016, para que los trabajadores de la función pública recuperen en octubre parte de la extra pendiente del 2012. Esta decisión se podrá pagar porque hay una partida para gastos de contingencia del 2015 que prácticamente no se utilizó.

No se trata solo de un caso anecdótico. Cuando Junqueras presentó los presupuestos ya era consciente de esta partida y sin embargo no incluyó su finalidad real en las cuentas. Era una de las muchas cartas que escondía el proyecto para poder presentar posteriormente como cesiones o frutos de una negociación con la CUP, o con quien fuese necesario, durante la fase de tramitación de los presupuestos una vez superadas las enmiendas a la totalidad. Pero las previsiones no se cumplieron porque la CUP no accedió a que se superase ni siquiera el primer trámite. Seguramente los anticapitalistas tendrán sus razones políticas y al Govern y a Junts pel Sí les ha faltado cintura para entenderse con una organización compleja como la CUP. Pero el resultado final es que se mantienen unos Presupuestos del 2015 (que finalmente llegaron a pactar CiU y ERC en su momento), que son mucho menos ambiciosos socialmente que los frustrados del 2016. Y que, además, comportan que muchos programas que vencían con aquella ley no se renueven. Entre estos hay los dedicados a la escuela inclusiva, que debían aportar más profesores para los centros con alta complejidad, por citar un ejemplo.