Editoriales

Las lenguas como vasos comunicantes

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Las lenguas son instrumentos de los que nos dotamos para comunicarnos. No deberían convertirse nunca en armas arrojadizas sino en puentes de unión. Por eso es notable la labor que en Catalunya llevan a cabo los centros de normalización lingüística (CNL) para ofrecer mecanismos de integración a partir del catalán, marco de tolerancia y no símbolo de agitación como algunos pretenden.

El caso del CNL L'Heura, en el barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet, es paradigmático en este sentido. Y no solo por los servicios habituales de promoción lingüística, sino por el afán de llegar a auténticas cotas de normalidad. Del mismo modo que ocurre en muchos otros CNL, en el Fondo se lleva a cabo una callada, constante y sistemática investigación del posible neologismo, de la palabra que o está mal transcrita o no tiene una traslación clara al catalán, para después pasar la información al Termcat, el organismo que trabaja en las adaptaciones de la lengua a una realidad cambiante.

La característica que distingue la tarea del Fondo, una barriada con un elevado índice de ciudadanos de origen extranjero, es que la labor se hace de manera directa para conseguir así, sobre el terreno, una fidelidad a los orígenes que permite una correcta traducción al catalán. Todo ello con el objetivo de demostrar que las lenguas son organismos vivos; y que con la idea de las lenguas como vasos comunicantes se logra decididamente un mayor índice de integración cultural.