Peccata minuta

La nueva posmodernidad

Ciutadans se caracteriza por su atención a lo ecléctico y a sus formalidades desde una total carencia de ideología y compromiso social

JOAN OLLÉ

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Hace cosa de 30 años, compartiendo con él una cerveza, Miquel Porter-Moix, historiador, catedrático, crítico de cine, librero y miembro fundador de Els Setze Jutges, me propuso desde su aguda sorna: «¿Qué te parece si nos hacemos de Esquerra Republicana? El nombre es bonito y no saben qué hacer con él». Tal vez fuese republicana, pero de izquierdas, tal como se entendía entonces, poco. Y, aunque con el andar de los años se haya ido escorando hacia una difusa socialdemocracia menestral, su diana no parece otra que la de una Catalunya Independiente. 'I després, ja en parlarem'. Ante tanto 'indepe' suelto y sin que PSOE ni PP hubieran sido, a su juicio, duros con el tema, nació Ciutadans, cuyo principal y único empeño consistía en frenar el avance de las tropas soberanistas. De un día para otro el castellano obtuvo carta de ciudadanía parlamentaria y Albert Rivera no tardó en ser considerado el mejor hablador de la Cámara catalana. Con su rostro joseantoniano, cuerpo de atleta, chaqueta entallada y verbo esculpido en cursos de oratoria, fue subiendo como la espuma. Gran jugada de ajedrez: el anticatalanismo era hasta entonces patrimonio del polvoriento y corrompido PP, y algunos socialistas de toda la vida no entendían los flirteos tripartitos de su españolísimo PSOE con alguna que otra maragallada -el Estatut, por ejemplo-. ¿La solución? Ni una cosa ni otra, sino todo lo contrario. Pero modernita, eso sí.

DELEGADOS DE CURSO

No tengo el gusto de conocer, que yo sepa, a ningún votante del partido naranja para preguntarle de qué van y hacia dónde viajan. Alguien opinó que se trata de un partido de delegados de curso vagamente pijos. A la hora de definirse, ellos insisten en su regeneracionismo transversal, es decir, nada. Supongo que la base de su éxito consiste en formar parte de un éxito.

Pablo Iglesias lo explicó muy gráficamente: «Albert Rivera no es de derechas; es de lo que más le convenga a cada momento». No se acaba de saber si sus seguidores comparten algún ideal o, con tal de tomarse un sonriente gintónic brindando por lo majos que son, ya van que arden. El otro día vi y escuché a Marta Rivera (como su jefe) de la Cruz, número tres del partido, hablando muy convencidamente de violencia doméstica en términos perfectamente antagónicos a los expuestos en su programa electoral. ¿Cabe todo y su contrario en Ciutadans/Ciudadanos? Creo que sí, que nos hallamos ante el primer partido de la neo-posmodernidad, aquel movimiento cultural surgido en la década de los 80 -cuando me tomaba la cerveza con Miquel-, caracterizado por su atención a lo ecléctico y a sus formalidades desde una total carencia de ideología y compromiso social.