OPINIÓN

Girar las gradas hacia la ciudad

JULI CAPELLA / ARQUITECTO

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Que manía tienen los promotores y arquitectos con lo de crear un "icono" para la ciudad. Bartomeu afirma que el Nou Camp Nou lo será. Y eso nunca se sabe de antemano y tampoco importa mucho. Lo interesante es que el proyecto responda a las necesidades planteadas. Desde el principio quedaba claro que en este caso eran dos: mejorar el estadio del Fútbol Club Barcelona, y encajarlo mejor en su ciudad. Reto harto difícil, pero que al parecer han afrontado.

Tras un complejo y cuidadoso concurso, aunque con impresentable fallo precipitado, el Barça fue desgranando el aspecto y autoría de su nueva criatura. La primera sorpresa fue el autor ganador. En vez de encumbrar de nuevo a un arquitecto estrella, como con el proyecto Foster, esta vez le tocó a una extraña pareja: una megaempresa nipona y un pequeño estudio barcelonés. 

Nikken Sekkei fue fundada en 1900 en Osaka y ha realizado más de 25.000 proyectos en 40 países. Pero nunca en Europa. Sus obras más famosas son la Tokio Tower, similar a la Tour Eiffel, o el colosal y vanguardista Tokio Dome. El estudio local es Pascual y Ausió Arquitectes, que han construido miles de viviendas y han recibido premios por su impecable obra, pero que jamás habían construido equipamientos deportivos. Juntos han conseguido lo que no suelen hacer los especialistas, que se repiten, ellos osadamente han  inventado.

El concepto clave de este proyecto es muy simple, pero contundente y feliz: girar hacia afuera la sección. Si habitualmente las gradas se van estrechando hacia una fachada exterior cerrada, aquí han decidido prolongar los forjados hacia la ciudad, abrirse de forma insólita. Y además jugando con el techo inclinado que se percibe desde la calle. Algo así como si le hubiese invertido y dado la vuelta a la sección típica de todo estadio. Eso permite ganar superficie para descongestionar el agobiante estadio actual. Pero además lo conecta visual y vivencialmente con el barrio. Ese es el punto caliente, su interrelación con el entorno. Ahora con el Ayuntamiento y el barrio de les Corts deben pactar como se resuelve la cuestión, más allá de la bondad del proyecto arquitectónico.

Por otro lado el diseño ganador ofrece otros alicientes, el principal es la cubrición translúcida y ligera para poder soslayar la climatología. Se va a mejorar la visibilidad, y también se ofrece una propuesta medioambiental: aprovechar la estructura existente, recoger el agua de lluvia, instalar placas fotovoltaicas y añadir zona verde. No tener pautas de eco diseño sería hoy en día delito.

A mi lo único que no me ha gustado es cuando describen que para "acoger a la afición contraria" se sectorizarán las gradas, se independizarán los accesos y se harán lavabos solo para ellos. Qué triste, seguramente la experiencia demuestra que conviene. Yo creía que el deporte fomentaba los valores de la convivencia. Por eso espero que esta arquitectura abierta, más local, pensada para el clima y los hábitos condales y culés, mezcle finalmente a todo quisqui.