tú y yo somos tres

Jamón con cucarachas

FERRAN MONEGAL

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A medida que va protagonizando capítulos y más capítulos dePesadilla en la cocina(La Sexta) vemos queAlberto Chicoteya no abraza el arte de la gastronomía sino que se ha transformado en una especie de enérgicoMíster Properlimpiador de mugrientos tugurios. El programa tiene cada día más audiencia, porque consigue horrorizarnos e impactarnos con la cochambre y la suciedad de los establecimientos que visita. Esta semana, en plena Puerta del Sol de Madrid, se ha sumergido en un restaurante llamado La Zapateria. Ha sido horroroso. Las cucarachas corrían por encima del jamón como galgos en un canódromo, y la labor del propietario consistía en irlas aplastando a golpes de lonchas de jabugo. La inmundicia era de tal calibre que Chicote hizo analizar la comida que allí sirven y la cantidad de bacterias que encontraron los analistas fue tremebunda. O sea, que ya no se trataba de cambiar la carta, o de introducir variantes gastronómicas, sino de un verdadero problema de salud pública. Ha habido un instante que cabe resaltar, cuando reunió al propietario y al cocinero y les dijo que lo que hacían era una canallada criminal, y que lo hacían con toda impunidad, porque su clientela eran básicamente turistas,guiris, que saben que no van a volver. ¡Ah! Le agradezco aChicoteque haya hecho esta denuncia pública contra los que maltratan y enredan a los turistas que nos visitan. Estas fechorías no solo son patrimonio de algunos restauradores desaprensivos. Ahora que se quiere impulsar laMarca España, lo que nos enseñaChicotees ilustrativo.

DEL GINTÓNIC AL LUMUMBA.- El pintoresco tema de las copas de sus señorías movió a Jordi Gonzálezy aSandra Barnedaa comenzarEl gran debate(T-5) bebiéndose tan ricamente dos gintónics. ¡Ahh! Ha sido un golpe oportuno. DecíaJordi, levantando la copa: «Estoy saboreando un delicioso gintónic, que todavía me gusta más sabiendo que solo me va a costar 3,45 euros». Y añadíaSandra:«¡Y la diferencia de precio la van a pagar ustedes!», y enseguida pasaron a un debate que no fue encendido, porque todos estaban de acuerdo en que no hay que servir alcohol en el bar del Congreso, y menos a costa nuestra. Celebro queXavier Sardà, en un momento dado, se acordase también del lumumba. ¡Ah! Era una combinación tosca y simple: coñac con cacaolat. Esa no la toman sus señorías: tiene un color chocolate que encima del escaño canta mucho.