tú y yo somos tres

Isabel, Julián y la marabunta

FERRAN MONEGAL

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Escenas de linchamiento y esquizofrenia colectiva las que nos han servido las reinas de las mañanas televisivas, las señorasSusanna Griso (A-3) yAna Rosa Quintana(T-5). Frente a la Audiencia de Málaga, un crispado gentío rodeaba la salida deIsabel Pantojatras haberse conocido que había sido declarada culpable. Y escuchamos que le gritaban, con furia descosida:«Mangante, ladrona, choriza... ¡criminaaal!», mientras la artista sufría un espasmo de dolor, y echaba la cabeza hacia atrás con un rictus terrible, como si alguien le estuviera tirando del pelo -luego nos informaron de que su cabello se había ensortijado en los correajes del uniforme de un guardia civil- y quedó desmayada allí mismo, hasta que la pudieron precipitar en volandas sobre el asiento de atrás de su vehículo, como si fuera un fardo, un bulto.Bibiana Fernández, colaboradora deAna Rosa, exclamó sobrecogida:«¡A mí eso me parece Cuando ruge la marabunta. En efecto, el escenario ha sido dantesco y bochornoso. Esta vez no ha hecho falta que ningún reportero de ninguna cadena, micrófono en mano, exasperase más los ánimos de los allí agolpados. Esta vez lamarabunta ya actuaba por sí misma. Luego, con mas sosiego, y sobre todo con las medidas de seguridad corregidas, vimos salir también aMayte Zaldívar. Solo le escuchamos decir una frase. Esta: «No hay justicia igual para todos». Pero al que no vimos -lamarabuntase llevó una gran decepción- fue aJulián Muñoz, que salió por el párking encerrado dentro de un furgón policial camino de la cárcel de Alhaurín.

AMuñozle habíamos visto poco antes, enEspejo público (A-3 TV), en el resto de entrevista grabada que quedaba por emitir del día anterior. Porque a 24 horas del veredicto judicial,Susanna GrisoyAlbert Castillónconsiguieron una entrevista exclusiva con él, en la que decía, recordando los años en que era el granCachulide Marbella y se paseaba con laPantoja dándose besitos:«Me sentía como Humphrey Bogart fumándose un pitillo en Casablanca». O sea, como un verdadero artista de cine. Pero luego, entrando en el tema del juicio del que todavía no sabía el veredicto, y refiriéndose aBárcenasy aUrdangarin, advirtió:«Si a ellos se les hubiese aplicado la misma vara de medir que a mí, ahora deberían estar donde yo estuve(en la cárcel). El trato no ha sido el mismo. Ni siquiera parecido». ¡Ah! Parece queJulián Muñoz, aún antes de conocer la sentencia, ya la temía.