Dos miradas

Insustancial

Es parte de nuestras vidas, este papelito, muchas veces satinado, siempre minúsculo

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Aquel papel tan fino, seguramente reciclado y con toda una literatura tributaria en la cabecera, suele anunciar o bien el tedio diario o bien una mala noticia. Nos informa de la factura de la compra en el súper, certifica la cantidad que hemos pagado en la zona azul, para dejar el coche o para satisfacer el importe de una multa, e incluso nos llega en formato de control de la miopía o de análisis de sangre y, ¡ay !, de exceso de colesterol. Es parte de nuestras vidas, este papelito, muchas veces satinado, siempre minúsculo.

Ahora -lo explica la revista Núvol- la modesta tira de papel se convierte en literatura sin adjetivos. Es una iniciativa de un colectivo francés que se llama shortÉdition, en Grenoble: viendo que hay máquinas expendedoras de chocolatinas y cafés (o de algún brebaje que toma su nombre pero no la esencia), la plataforma literaria ha pensado que también podrían existir unas de microrrelatos, «para decorar los pequeños instantes sin sustancia».

Estos distributeurs de histoires courtes de color naranja, están instalados en oficinas públicas, bibliotecas y centros sociales y ofrecen la posibilidad de leer narraciones en 1, 3 o 5 minutos, en función del tiempo del que dispongas. Pulsas el botón que hayas elegido y sale un papel más o menos largo con el texto que corresponde, escrito por los mismos escritores apuntados en la plataforma.

La idea es magnífica. Enseña que la insustancialidad se puede llenar de sentido.