Incógnitas digitales

JUAN VILLORO

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Elena Poniatowska ha rebasado los 80 años en pie de lucha. Hace un año recibió el Premio Cervantes e hizo un elogio del periodismo como estímulo de la literatura y conciencia moral de nuestro tiempo. En estos días, será la primera mujer mexicana distinguida con el honoris causa de la Complutense de Madrid.

Su discurso de aceptación pone el acento en un desafío esencial. Descendiente de príncipes polaco-franceses, la escritora se aclimató en México, donde lleva seis décadas narrando las historias de los expulsados del progreso. Ahora se adentra en las procelosas aguas del océano digital.

El núcleo de su discurso es la forma en que la cultura de la letra circula en las redes sociales. La sobreabundancia de información produce paradojas. En Twitter, una personalidad puede tener cuatro millones de seguidores sin que signifique que lo aprecien. Escudados en el anonimato, los abonados a una cuenta pueden actuar como francotiradores. No leen por admiración, sino para jugar al tiro al blanco. En cambio, los retuiteos son muestras de interés. Un presidente con dos millones de seguidores puede tener menos impacto que un articulista alternativo cuyas opiniones se reproducen en forma viral. Obviamente, un trending topic no denota simpatía. El repudio se contagia más pronto que las ideas.

En la red sobran datos y falta criterio para armarlos. Después de trazar este diagnóstico, la autora de La noche de Tlatelolco dedica la parte decisiva de su discurso a los usos políticos de la realidad virtual. En México, la reciente reforma de comunicaciones permite que se investiguen y sancionen mensajes de Whatsapp y llamadas telefónicas. Este 'Gran Hermano' digital ocurre en un país en el que han pasado cuatro meses sin que el Gobierno informe qué pasó con los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa. Mientras más se vigila a los ciudadanos, menos cuentas se les rinde. Pero las voces de las víctimas también se escuchan. En el invierno de nuestro descontento, Poniatowska desenmascara el mal en favor de la esperanza.