Análisis

Hoy, y cada día, debemos hablar de discriminación

En el mercado laboral, el doble rasero entre hombres y mujeres es insultantemente persistente

ANNA GINÈS

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No hay ningún país en el mundo, en ninguna esfera de la vida, en el que las mujeres no estén en peores condiciones que los hombres. Tampoco ningún Estado en el que las mujeres no se encuentren sujetas a violencia física, sexual, psicológica y económica, con independencia de sus ingresos, edad o educación. Son conclusiones del informe de la ONU Las mujeres del mundo 2015.

La situación de la mujer trabajadora en nuestro entorno no es excepción. Desafortunadamente, la discriminación en el mercado de trabajo es insultantemente persistente. Las tasas de actividad y de empleo son significativamente inferiores, mientras que la tasa de paro es superior a la de los hombres. La brecha salarial está tozudamente presente en todas las edades, sectores económicos, actividades y profesiones, situando a las mujeres trabajadoras más de un 16% por debajo en términos salariales. Por otra parte, y sin perjuicio de una mayor o, incluso, superior formación, las mujeres raramente ocupan cargos directivos o de representación en empresas o en la Administración pública. La presencia femenina en órganos de dirección y consejos de administración se redujo significativamente como consecuencia de la crisis económica y representa poco más del 10%. La existencia de sectores y actividades feminizadas -generalmente caracterizadas por salarios bajos y menor reconocimiento social- y la doble jornada laboral incrementada por el trabajo reproductivo y de cuidado colocan a las mujeres trabajadoras en una posición de mayor vulnerabilidad y desigualdad.

DERECHOS INSUFICIENTES

Los derechos de conciliación de la vida laboral, familiar y personal reconocidos en la legislación laboral son insuficientes para garantizar una efectiva compatibilidad entre las responsabilidades laborales y las familiares. Porque, a diferencia de la paternidad, la maternidad tiene una elevada incidencia en el trabajo. Más del 94% de las excedencias de trabajo por cuidado de hijos son realizadas por mujeres, más del 70% de los contratos a tiempos parciales son suscritos por mujeres para poder conciliar la vida laboral y familiar y más del 98% del permiso de maternidad -pese a poder distribuirse legalmente de forma equitativa entre los dos progenitores- es disfrutado por la mujer. En el debate sobre las medidas de ausencia y asistencia se han promovido esencialmente aquellas que entienden la conciliación como la salida -temporal o parcial- de la mujer del mercado de trabajo, en detrimento de las de asistencia que permiten la adaptación del tiempo de trabajo a las necesidades familiares y que tienen un menor impacto en la carrera profesional de las mujeres.

No solo hoy, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, tenemos que hablar de discriminación. Debemos trabajar para garantizar la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el cuidado de hijos y familiares, promover la racionalización de los horarios laborales, reconocer y promocionar los trabajos de cuidado y penalizar la discriminación laboral y salarial. Tenemos que hablar de discriminación para visibilizarla, combatirla, erradicarla y, así, garantizar la sociedad justa y solidaria que nos merecemos.