Editorial

Hacienda apunta a los pisos turísticos

Cabe aplaudir que las administraciones actúen para evitar que el fenómeno sea una jungla ingobernable

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El 'boom' de los pisos turísticos plantea desafíos de todo tipo, como bien saben en Barcelona, una ciudad en la que el fenómeno tiene efectos de profundo calado en los tejidos económico y social. Como cualquier otra actividad económica, destinar el inmueble a uso turístico es perfectamente lícito siempre y cuando se haga dentro de la normativa vigente, tanto en términos de licencias como de cumplir las obligaciones con el fisco. El problema radica cuando la realidad va más rápido que la legislación o cuando, directamente, surge la picaresca.

Es el caso de aquellos arrendatarios que alquilan un piso para usarlo como vivienda y después lo subarriendan como apartamento turístico sin comunicarlo al propietario. Esta acción es casi siempre ilegal, ya que los contratos de alquiler suelen incluir una cláusula que exige una autorización expresa para subarrendar el inmueble. Ahora, según advierten los asesores fiscales, Hacienda ha puesto en su punto de mira estos subarriendos de pisos turísticos. Pero quien resulta perjudicado de la acción del fisco es el propietario, y no el subarrendador, aunque el primero no tenga conocimiento de que su piso se explota como vivienda turística. En caso de que Hacienda descubra un caso así, el propietario puede perder la reducción del 60% en los rendimientos del capital inmobiliario en la declaración de la renta que le corresponden por el alquiler de una vivienda siempre que sea como residencia estable del arrendatario. El motivo es que, a ojos del fisco, el piso no cumple la función de ser vivienda habitual.

Hacienda permite al propietario presentar alegaciones que demuestren que desconocía la actividad económica de su inquilino, lo cual atenúa en parte una potencial situación de indefensión, ya que en muchas ocasiones el dueño del inmueble no tiene forma de saber que su piso está siendo subarrendado. Cabe aplaudir que Hacienda persiga las situaciones irregulares, siempre que no perjudique a quien no comete ninguna ilegalidad. Las administraciones deben velar por que este floreciente y novedoso mercado no se convierta en una jungla ingobernable. En este sentido, el reciente acuerdo del Ayuntamiento de Barcelona con AirbnbAyuntamiento de Barcelona con Airbnb por el cual la plataforma retirará los anuncios de pisos ilegales que denuncie el consistorio es un paso en el buen camino.