Pequeño observatorio

¿Habría que vivir tanto?

«La vida es como una escuela de gladiadores: convivir y luchar», dijo el sentencioso Séneca

esala34157690 barcelona abril 2012   fto para archivo de ancianos tercera 170113192841

esala34157690 barcelona abril 2012 fto para archivo de ancianos tercera 170113192841 / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Supongo que la mayoría de articulistas tienen, en algún momento, esta duda: ¿qué título tengo que poner al artículo que he escrito? Carme Escales ha encontrado uno espléndido para el escrito que ha publicado en este diario: «No se debería vivir tanto». Es una afirmación rotunda, sorprendente, que incita a seguir leyendo. Es lo que he hecho.

Explica que la señora Resurrección Romanos, que vive en un pequeño pueblo aragonés, ha expresado esta idea cuando ha llegado a 95 años. Considera que no es justo que haya quien muera a los 50 años y que otros «vivamos tanto». Ella tiene problemas de corazón, dolor en un brazo y necesita ayuda, que si no me equivoco encuentra en su hija y en otras personas que son su almohada. Pero queda claro que firmaría a favor de la eutanasia. Su vida no le parece justa.

Hay una visión de la vida que me parece muy interesante porque recoge un hecho que puede tener una amplia interpretación:  «La vida es como una escuela de gladiadores: convivir y luchar». Es una sentencia del ya lejano y sentencioso Séneca, que podemos aplicar a nuestra modesta realidad. Cada uno de nosotros es un pequeño gladiador que lucha, a menudo no siempre conscientemente, con los modestos desafíos de cada día.

Son pocos los héroes deslumbrantes que alcanzan la gloria de la fama, pero son muchos más los que ganan pequeñas victorias cotidianas que nadie aplaudirá porque no se hace visible el mérito. Pero los que ya hemos vivido mucho nos consideramos capaces de preguntar: ¿desde cuándo la justicia es un atributo de la vida?

Son muchos años, los 95 de la señora aragonesa. Y dice que no es justo que alguien desaparezca a los 50 años «y otros vivamos tanto». Perdone, pero sería peor que hubiera un Tribunal Supremo que pudiera decidir cuándo le toca morir a cada uno. Quién sabe si sería víctima de influencias. Como en los cargos políticos, ahora lo ocupas tú, ahora le toca a otro.