DOS MIRADAS

Guayaba madura

Obama, en la plaza de la Revolución.

El 21 de marzo,  Barack Obama fue el primer presidente de EEUU que visitó Cuba desde 1928. Verle junto a la  célebre efigie del Che en el corazón de La Habana fue  (esta vez sí) un acontecimiento histórico.

Guayaba madura Obama, en la plaza de la Revolución_MEDIA_1

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JOSEP MARIA
FONALLERAS

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No recuerdo ni una sola foto de Obama que no esté milimetrada, pensada, escogida. Y esta no podía ser menos. En sus famosos y brillantes discursos, en sus arengas a favor de la integración racial (como ese emocionante alegato en Charleston), en la firma del 'Obamacare' o sentado en la sala de operaciones contemplando cómo liquidaban a Bin Laden. Y en tantas otras ocasiones. Obama, que pasará a la historia como un hito en la lucha por los derechos civiles y el símbolo (en su momento) de una nueva generación, también será el presidente que más habrá procurado por la definición de su imagen.

Por eso no podía pasar por alto un acontecimiento tan relevante como el retorno de los yanquis a La Habana. Más de medio siglo de confrontación (después de décadas de sometimiento cubano más o menos disimulado), se evaporaba no solo con la presencia de Obama en la plaza de la Revolución sino con esta foto emblemática. El presidente del país que invadió Vietnam y el revolucionario que quería un Vietnam en cada país del continente. El contorno metálico de la efigie del Che contemplando como se hacía de nuevo realidad lo que ya predijo hace dos siglos John Quincy Adams, un antecesor ilustre de Obama: «Cuba acabará cayendo en el saco de los Estados Unidos como fruta madura». Dentro de nada será una guayaba más en el mundo de las máquinas tragaperras.