La encrucijada catalana

El futuro es nuestro

Solo con un Artur Mas fortalecido el 25-N en las urnas podrá Catalunya avanzar hacia la independencia

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JOAN CARRETERO

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El Onze de Setembre de este año, cientos de miles de personas se manifestaron de forma inequívoca por las calles de Barcelona en demanda de un Estado para Catalu-nya; en definitiva, para proclamar el acceso a lo que es normal en todas las naciones del mundo. De manera absolutamente imprevisible para muchos, elpresidentde la Generalitat escuchó el clamor del pueblo y asumió, sin límites, el liderazgo de este hito pese a agotar su objetivo de legislatura, que era el quimérico -en el contexto del Estado español- pacto fiscal.

Artur Mas, sin dilaciones, ha adoptado el compromiso de avanzar hacia el Estado propio en la próxima legislatura, sin ninguna otra limitación que la de la voluntad del pueblo de Catalunya. El 25 de noviembre el pueblo de Catalunya debe responder si quiere un Estado propio, un Estado libre en el concierto de las naciones libres del mundo, que es la condición necesaria para poder salir de la grave crisis económica y ser un país de calidad que da a sus ciudadanos lo que necesitan, o si quiere seguir la agonía de una autonomía sin capacidad normativa ni capacidad económica para satisfacer las demandas de bienestar de su ciudadanía, ni las infraestructuras adecuadas, ni los servicios públicos, ni la educación ni la salud pública necesarias.

Conviene hacernos una primera pregunta: ¿quién puede liderar en Catalunya el proceso hacia el Estado propio? Es evidente que solo puede liderarlo, en las circunstancias actuales, elpresidentde la Generalitat, que, además, ha proclamado la voluntad de hacerlo. La segunda cuestión a plantearnos: ¿en qué circunstancias puede llevar adelante el proceso? Solamente si tiene un aval indudable del pueblo de Catalunya.

La manifestación del Onze de Setembre y la actuación consecuente delpresidenthan puesto a Catalu-

nya y las elecciones al Parlament, por primera vez en muchos años, en el punto de mira de la prensa internacional y los gobiernos importantes del mundo. Su atención se fija casi en una única cuestión: si el pueblo apoya mayoritariamente o no alpresidentMas, que es quien lidera esta marcha hacia la libertad de Catalunya. Todas las demás cuestiones que en clave interna pueden dar juego, a nivel internacional son poco relevantes.

Es cierto que todo esto está escrito desde la óptica de quien quiere, sí o sí, que Catalunya se convierta en un Estado libre lo antes posible. Sin embargo, es seguro que también hay quien de ninguna manera quiere que esta posibilidad se convierta una realidad, ni pronto ni nunca. ¿Qué es lo que quiere que pase el enemigo de la independencia de Catalunya la noche del 25 de noviembre? ¿Qué es lo que quieren que pase los componentes del Gobierno español, los miembros del PSOE, los señoresBono, Rodríguez Ibarra, Mayor Oreja, Guerra, González, Aznar y tantos otros españoles que consideran a Catalunya una anomalía que es preciso curar? ¿Qué es lo que quieren que pase en las elecciones al Parlament las señorasChacónyAlicia Sánchez-Camacho, los señoresMontilla, Rivera y Boadellay otros catalanes que quieren a Catalunya bajo el yugo español? ¿Qué es lo que quieren que pase los que en la coalición delpresidentMasno quieren que Catalunya sea un Estado independiente?

Pues la respuesta a estas preguntas es elemental: todas estas personas, todas sin excepción, quieren que los resultados del 25 de noviembre sean un desastre para elpresidenty que este no salga adelante. Que los partidos independentistas clásicos obtengan un resultado mucho mejor les es muy indiferente. Saben que solo con unArtur Mas fuerte el camino iniciado puede llegar a buen puerto. No es cierto, en absoluto, que con unArtur Masdebilitado y unos partidos independentistas más fuertes el proceso hacia el Estado de Catalunya se fortalecería. Al contrario, quien lo lidera debe salir fortalecido, pues, como ya se ve ahora mismo, quien recibe y recibirá los ataques más despiadados es quien lo encabeza.

Todos aquellos que no tenemos más interés que Catalunya, todos los que pensamos que los partidos solo son herramientas políticas y no empresas que dan nóminas, todos los que estamos convencidos de que primero debemos tener Estado y luego ya tendremos política, aquellos que hemos sacrificado muchos años de nuestra vida por un sueño, debemos pensar serenamente que estamos ante una encrucijada histórica de verdad, que las batallitas de siempre ahora sí que no van a ninguna parte y que hay que decidir en este momento preciso si ayudamos a nuestro país a coger el tren de la historia o estorbamos y ayudamos a ponerlo en vía muerta.

Yo quiero una Catalunya independiente. Por tanto, el 25 de noviembre tengo la obligación moral de votar aArtur Mas,presidentde la Generalitat de Catalunya. Presidente de Reagrupament Independentista.