El futuro de la gran Barcelona

Los desafíos que debe afrontar el PDU no son menores y sacarlos adelante requerirá mantener el consenso político

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Aprobado en 1976, el plan general metropolitano (PGM) ha sido uno de los puntales sobre los que ha girado la transformación de la gran área metropolitana de Barcelona, una extensión de 636 kilómetros cuadrados donde viven 3,2 millones de vecinos de 36 populosos municipios. Los formidables cambios que en estos últimos 40 años se han producido de la mano de la nueva sociedad tecnológica, la globalización y la recesión económica exigen la reorientación y actualización de los criterios del viejo plan metropolitano para dar paso a otro que encauce las nuevas exigencias. Y a ello se ha dedicado desde el año pasado el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) a través de un ambicioso proceso de elaboración del Plan Director Urbanístico (PDU), cuya redacción se iniciará tras las próximas elecciones municipales.

Los desafíos que debe afrontar el PDU no son menores, porque compleja es la tarea de aunar voluntades en la difícil gestión de ámbitos como el urbanismo, el transporte, el medioambiente o incluso las necesidades sociales de los habitantes de la gran conurbación barcelonesa. Sacarlos adelante requerirá, entre otras cosas, mantener el consenso con el que las cuatro fuerzas políticas (CiU, PSC, ICV y ERC) que pilotan el Área Metropolitana han trabajado hasta la fecha y que ha constituido un callado ejemplo de cómo anteponer el beneficio común al interés partidista. La gran Barcelona del siglo XXI está en marcha.