Fortalecimiento

Hay mucha gente que sube al castillo de Sant Miquel, una montañita que es compartida por los municipios de Celrà y de Girona, en plenas Gavarres. Es una excursión amable y relajada. Los días festivos, si hace bueno, el camino que lleva al monte, desde el valle de Sant Daniel, es una rambla peatonal. Los caminantes, cuando se cruzan, se saludan y siguen raudos para llegar arriba. Los hay que desayunan y los hay que descansan un poco en la cima y vuelven corriendo a casa. Tengo un amigo que va cada día. Mi amigo sube llueva o nieve, antes de comenzar su jornada laboral. No podría vivir sin subir a Sant Miquel.

Este lunes coincidirá con unos visitantes poco habituales de la zona: el Ejército español. La Inspección General ha anunciado «una práctica de fortalecimiento para los soldados», y los mandos han tenido el detalle de avisar que no habrá disparos ni se instalarán campamentos. Es un alivio, para mi amigo, saber que no habrá disparos. Tampoco se dañará el espacio con vehículos pesados. Es decir: las tropas caminarán y se cansarán y se fortalecerán. Pero son tropas. Y el Ayuntamiento de Celrà, que aprobó una moción que rechazaba la presencia del Ejército en el pueblo, ha anunciado que se opondrá y que organizará una marcha cívica contra las maniobras. La pregunta es: ¿era necesario este encaramiento militar? ¿No hay suficientes polvorines en el país como para montar ahora otro y acercarse a él, encima, con una cerilla?