El turno

El fin de la Era del Chicle

LLUCIA RAMIS

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El apagón de Blackberry y la muerte deSteve Jobscorroboran que aquel antiguo mundo ya olvidado sigue cerca. El fundador de Apple fue símbolo de una época en la que la estética determinaba la ética, el diseño ocultaba las grietas estructurales y la imagen, la buena imagen, el cambio de imagen, era más importante que el interior vacío. El dinero debía ser intangible y la deuda movía la economía. Todos tenían derecho a comprar una casa porque crédito equivalía a crédulo.

Jobsfue un fabricante de ilusiones en un mundo de espejismos, mago por esos trucos que han modificado en apariencia la comunicación. Creímos que su competidor Blackberry haría la revolución y nos colgamos de una nube. Nuestros ingresos, quiénes somos y dónde estamos se sostienen por la ligera solidez de ese espacio en el que toda la información acaba siendo basura virtual. Cuatro días sin conexión y andamos perdidos.

Los trucos constan de: promesa, desaparición y reaparición de la realidad. El mundo se ha caído de esa nube por la misma gravedad que hizo caer la manzana sobre la cabeza deNewton. El golpe nos abre los ojos. ¿O Apple es la fruta prohibida? ¿Está envenedada como la de Blancanieves? Blackberry también se desploma, ¿toquetearían su código encriptado para que no se repita lo de Londres en las manifestaciones de EEUU?

En la novelaLibertad,Jonathan Franzencompara las canciones a 0,99 dólares con los chicles: los mascas y, cuando no saben a nada, los tiras. Se acabó la era del consumo compulsivo basado en la satisfacción más que en la necesidad, aunque adicciones y ansiedad las conviertan en lo mismo. Cuántas veces oímos: «Necesito un iPhone 4».Jobsrepresenta esa Era del Chicle, ese mundo tan bonito que diseñó. Su muerte también es un símbolo.