Estadios 'business approach'

XAVIER GINESTA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"El 'business approach' del nuevo estadio nos ha permitido incrementar el número de empresas que vienen a hacer negocio, desde Brujas, Amberes o la propia ciudad de Gante". Palabras de un orgulloso y joven Xavier Louwagie, jefe de comunicación del KAA Gent, mientras me enseñaba el nuevo estadio que inauguraron el pasado julio, con un partido contra el Stuttgart. Un profesional que se define "de sangre culé y corazón catalán", gracias al año de Erasmus que hizo en la Universitat Autònoma de Barcelona. Xavier me enseña un estadio que ha costado 85 millones de euros al club belga, y que se ha pagado debiendo asumir que "durante dos años hemos tenido que sufrir más en la faceta deportiva". El resultado, sin embargo, es espectacular: un estadio de 20.000 espectadores que incorpora locales comerciales de alquiler, una sala VIP convertible en discoteca en la primera planta (con dos horas de música 'non-stop' después del partido), una 'fanzone' dentro de la segunda corona, un restaurante con vistas al estadio en la tercera y 19 'skybox' VIP en la cuarta planta, con acceso directo en el anfiteatro. Con tonalidades blancas y azuladas (también en la piel exterior), como son los colores de los 'Búfalos' (apodo del equipo, en recuerdo a la estancia que Buffalo Bill hizo a la ciudad a inicios de siglo XX), el estadio es el signo de la modernidad del fútbol belga, quizás de acuerdo con el buen juego que despliega su selección nacional.

"Estoy muy orgulloso de tener uno de los mejores estadios del país", me contaba Armande, mientras hacíamos tiempo en la sala de prensa durante la previa del partido, que enfrentó a los locales contra el Kortrijk ( 0-1 ). Hace 40 años que está en el club, desde que su hijo empezó a jugar con 8 años y él se puso a trabajar para las categorías inferiores, donde llegó a ser secretario del director deportivo. Ahora, ayuda a la gente del gabinete de prensa atendiendo a los periodistas que les visitan. Un anfitrión de lujo, erudito de la historia de los 'búfalos', enamorado de sus colores y el Ghelamco Arena: una de las atracciones de la ciudad de Gante, una maravilla urbanística en sí misma en el corazón de Flandes.

El debate sobre la remodelación del Camp Nou (y el posterior, sobre el nuevo Santiago Bernabéu) apareció pocos días después de esta visita a Bélgica; de hecho, después de comprobar de nuevo que la marca Barcelona abría las puertas a cualquiera. Pero, si bien es cierto que el periodista catalán (y del Barça) es hoy tratado a coste de ministro cuando viaja por campos de fútbol de todo el mundo, también es cierto que ante una agenda deportiva marcada por el proyecto del nuevo Camp Nou aquellos que han vivido antes un debate similar se muestran orgullosos de pensar que quizás pueden enseñar algo nuevo al fútbol español. No se equivocan, porque el Ghelamco Arena es una muestra de cómo un club dimensiona correctamente una infraestructura –tiene una media de 18.000 espectadores por partido– y la pone al servicio de la ciudad en beneficio de unos (el club) y otros (los aficionados y los vecinos). La verdadera esencia del urbanismo.

La cifra que Javier Faus puso sobre la mesa es aterradora si la comparamos con lo que costó construir el nuevo campo del Gante. El Barça, si los pronósticos no fallan, invertirá 600 millones de euros en toda la remodelación, desde el estadio (420) al nuevo Palau y todo el exterior. Pero, lo que hay que analizar al final es cuál será la capacidad de amortización de esta inversión, cuando el nuevo complejo azulgrana se ponga definitivamente al servicio del club, la ciudad y el país. Estoy convencido de que el 'business approach' es la vía para entender la gestión de instalaciones en la actualidad, y en este aspecto, parece que a la junta del Barça no le tiembla el pulso. De hecho, la conceptualización de los campos de fútbol como parques temáticos –de los cuales el profesor Miquel de Moragas está teorizando su funcionalidad– es una derivada de un concepto más amplio: entender los clubes de fútbol como multinacionales del entretenimiento (en el caso de los grandes de Europa, claro). Y, en todo caso, entenderlos todos ellos como empresas proveedoras de servicios de ocio, sea por una ciudad como Gante o una capital como Barcelona. De hecho, el Museo del Barça es el más visitado de la ciudad.

Pero, a diferencia de Gante –donde los abonados y las empresas llenan el estadio, a pesar de la mala dinámica de los hombres de Mircea Rednic– el socio del Barça obliga a hacer compatible la previsión de una inversión millonaria en infraestructuras con la preservación del éxito deportivo. Seguramente, por eso Faus se apresuró a dejarlo claro. Y, además, hay que tener en cuenta que el Barça es una de las máquinas de hacer dinero más importantes del país y su atractivo económico –sea por Coca-cola o Intel, da igual– es, en buena parte, a causa de su gran éxito sobre el césped: el cierre del círculo virtuoso. Por ello, en can Barça no hay que distraerse. Por mucho que los socios puedan lucir de tener el mejor campo de Europa en 2021, el tiro podría salir por la culata si el balón no entra en la portería. Cosas de ser el mejor club del mundo.