LA CLAVE

Esa leve fragancia sociovergente

ENRIC HERNÀNDEZ

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El «nuevo PSC» de Pere Navarro está logrando, no sin disputas internas ni ataques externos, romper la empalizada que no pocos quisieron levantar para aislarlo en la trinchera unionista cavada por PP y Ciutadans. Pese a corregir su rumbo programático y enfriar la apuesta por el derecho a decidir, la dirección socialista ha reconstruido los puentes de diálogo con el Govern hasta el punto de alcanzar acuerdos de cierto relieve, para enojo de los socios republicanos de CiU. La innegable polarización que el proceso soberanista acarrea para la política catalana no ha impedido, al menos por ahora, que de tanto en cuanto aflore esa leve pero inconfundible fragancia sociovergente.

Sus efluvios empezaron a percibirse en el Parlament el pasado otoño, cuando CiU y PSC aprobaron en solitario las conclusiones de la comisión de investigación sobre las irregularidades detectadas en algunos consorcios de la sanidad pública. El aroma se hizo más penetrante cuando ambos partidos, junto al PP y Ciutadans, unieron sus votos para defender la externalización de la gestión comercial de TV-3, a la que aspira, cómo no, el grupo de comunicación que ya imaginan. Y, como obsequio a los anósmicos, el perfume sociovergente ha tomado cuerpo con el pacto entre Artur Mas Navarro para desbloquear el proyecto BCN World, con estímulos al empleo y rebajas fiscales para el juego.

Auspiciado por influyentes actores privados y por el alcalde socialista de Tarragona, José Félix Ballesteros, este es, sin duda, el acuerdo político de mayor calado alcanzado entre PSC y CiU. Y contrasta, por cierto, con las severas críticas que el PSC vertió contra Jordi Martí por explorar la colaboración con el alcalde Xavier Trias en Barcelona.

¿Una bonita amistad?

La pregunta, pues, es obligada: ¿es este pacto, tan denostado por Oriol Junqueras como celebrado por Josep Antoni Duran, el principio de una bonita amistad? Empresarios catalanes poco amigos de escenarios insurreccionales reclaman al PSC que, una vez abortada la consulta del 9-N, tienda la mano a Mas para ahorrarle la presión de ERC y evitar unas inciertas elecciones anticipadas. Agudicemos el olfato.