Entre el 'sí' y el 'no', un dilema europeo

RAFAEL VILASANJUAN

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Última semana. ¿Qué pasará si Escocia dice 'sí' el jueves próximo? La creación de un nuevo Estado europeo plantea un sinfín de cuestiones. Hasta ahora la creación de nuevas fronteras en el continente ha venido marcada por un pasado de violencia y opresión, primero como consecuencia del hundimiento del imperio soviético y luego por la explosión de los Balcanes. Kosovo, el último Estado surgido en Europa, nació a la fuerza después de una limpieza étnica, pero la idea de que una nación no oprimida busque nuevas fronteras plantea retos desconocidos.

Tal y como andan las encuestas parece que el resultado va a salir tan ajustado que se moverá en el filo. Para Escocia el reto no es menor. Tanto si gana la idea de un Estado independiente como si se imponen quienes piensan que debe continuar como hasta ahora, gestionar la salida requerirá que los responsables trabajen de manera muy fina para integrar a la otra parte.

OLVIDADOS POR LONDRES

Los independentistas han sabido aprovechar la confianza que da tener petróleo en la reserva, pero aunque hay una cuestión económica de fondo, el referendo ha dividido la sociedad en dos mitades con dinámicas muy diferentes. El lema "mejor juntos" de los que quieren continuar unidos no deja de ser una campaña, mientras que los independentistas son un movimiento con fuertes vínculos sociales. No se sienten oprimidos, pero sí excesivamente lejos de un Gobierno en Londres que les ha mantenido olvidados y al que perciben incapaz de entender sus necesidades.

La opción de un Estado propio avanza y aunque no ganara, Escocia ya ha cambiado el escenario. Que Catalunya se mire en el espejo escocés no es extraño; que empiece a mirar hacia allí toda Europa es un síntoma agudo de que con la temida austeridad algo pueda estar cambiando profundamente en la manera tradicional de entender el orden europeo. No solo por los otros nacionalismos inquietos del continente sino porque en el fondo, el dilema entre el 'sí' y el 'no' lo que está poniendo en cuestión es que los estados actuales sean la mejor respuesta al futuro de la propia Europa.