Émile Zola, Juan Guerra y el rico catalán

Ernesto Ekaizer (Público) lo veía claro. ¿Qué tienen en comúnJosé Ricardo de Prada yÉmile Zola? La denuncia de la injusticia. El segundo, escritor francés, publicó en 1894 un artículo tituladoYo acuso denunciando la infundada condena por alta traición impuesta al sargentoAlfred Dreyfus.El primero, magistrado de la Audiencia Nacional, ha firmado un voto discrepando de sus dos compañeros de tribunal para denunciar que por primera vez en la democracia española se criminaliza un proceso de contacto del Gobierno con ETA.Ekaizerdefendía además que las actas etarras de esos contactos que había aireadoEl Mundohabían contribuido a conformar el fallo del tribunal. Y el diario recordaba que el director de este último rotativo,Pedro José Ramírez Codina,se vanagloriaba de ello en su twitter.

Eso era lo más llamativo e insólito ayer de un quiosco que repartía el resto de las portadas en dos temas: en las madrileñas, la crisis andaluza, y en las barcelonesas, la eliminación del impuesto de sucesiones en Catalunya.

El País, El Mundo, La Gaceta yLa Razón abrían con la crisis del PSOE andaluz, atrapado en un triple frente: el escándalo de los ERE irregulares, las disputas internas y las sospechas sobre los negocios deIván Chaves, hijo del expresidente de la junta y vicepresidente tercero deZapatero,que llevó al propioManuel Chaves a clamar en el Senado contra«la deleznable campaña»lanzada sobre su familia. Cuyo último capítulo parte, presuntamente, de un robo de documentos, pero eso va a tener poca relevancia, y el editorial deEl Mundoremachaba ayer que hace 20 años cayó el vicepresidenteAlfonso Guerra por un despacho de tráfico de influencias que su hermano Juan Guerratenía en la Delegación del Gobierno, y que el caso«se repite ahora corregido y aumentado con Iván Chaves».

De la supresión del impuesto de sucesiones para las grandes fortunas catalanas aprobada porMas,el editorial de Avui/El Puntcontenía pocas críticas, y el deAra lamentaba que hubiera distanciado a PSC y CiU. En La Vanguardia, José Antich,el director, aplaudía la decisión del Govern porque«tiene al menos dos virtudes: en primer lugar, cumple la palabra dada en la reciente campaña electoral (...) y, en segundo lugar, ser catalán deja de ser un problema a la hora de heredar».