LA CAMPAÑA MEDIÁTICA DE ESTADOS UNIDOS

Del águila al león (del circo)

Trump ha disfrutado con cada minuto de su protagonismo en multiplataforma, siempre en el centro de la pista

Trump, con un bebé de seis meses, durante un mitin en Tampa (Florida), este sábado.

Trump, con un bebé de seis meses, durante un mitin en Tampa (Florida), este sábado. / periodico

TONI AIRA

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“Puede que no sea bueno para América, pero es increíblemente bueno para esta televisión”. Así de claro se expresó Leslie Moonves, presidente de la CBS, sobre Donald Trump, después de preguntarse: “¿Quién dijo que este circo llegaría a nuestra ciudad?”. Y el fenómeno ha traspasado fronteras, hasta el punto de que este insólito candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos ha inspirado libros a lado y lado del charco, como el del periodista Francisco Reyero que juega precisamente con aquello en lo que esta 'celebrity' metida a político ha convertido la campaña estadounidense: 'Trump, el león del circo'. ¿El espectáculo más grande del mundo? En todo caso, sin duda, un espectáculo sobre todo mediático. Y al águila calva, el símbolo nacional de los Estados Unidos, que hasta sale en su escudo, le ha salido un competidor de melena rubia.

En la arena política hace décadas que ha triunfado aquella máxima que dice: "Que hablen de mí aunque sea bien (porque mal ya sé que lo harán)”. Eso va, sobre todo, de buscar notoriedad y por tanto de salir en el mapa, que durante mucho tiempo ha querido decir, especialmente, salir en televisión. Y ahí estaba asegurado el impacto de un personaje que es mediático desde hace años. Trump grita “la audiencia es el poder, los 'ratings' son la victoria”, y con su personalidad extrema va generando beneficios a un mercado donde da juego en multimedia. Libros, incluso infantiles, entrevistas en 'prime time', muñecos y hasta una peluca para Halloween.

CAMPAÑA EN SNAPCHAT

Y, además, mientras en rincones como España aún los políticos se entretienen en hablar de Twitter, él hace campaña sistemática en las redes que han superado a esta, como un Snapchat donde están compulsivamente millones de jóvenes, y donde su equipo, por ejemplo, creó un filtro especial ya con motivo del primer debate presidencial. Un filtro, evidentemente, donde de fondo Trump aparecía como ganador y donde Clinton quedaba fatal. ¿Su nombre? 'Donald J. Trump vs Crooked Hillary? (Donald J. Trump contra Hillary Deshonesta). Puro entretenimiento. Él, dando juego, y del discurso, al poco rato, ¿quién se acuerda?

Al contrario de una Hillary Clinton a quien la campaña se le hecho muy larga, el republicano no ha buscado esconderse sino que ha disfrutado con cada minuto de su protagonismo en el centro de la pista, en multiplataforma. A ella se la ha visto claramente incómoda y su equipo, básicamente, ha dedicado tiempo y esfuerzo a mirar de desviar la atención de su candidata y atacar duramente a su contrincante, paradójicamente, haciéndolo así más protagonista y yendo a remolque de él la mayor parte del tiempo.

EL PRECEDENTE DE BERLUSCONI

Un amigo italiano, también dedicado al estudio de la comunicación política, siempre me contestaba, hace años, cuando repetidamente yo le preguntaba cómo era posible que un personaje como Silvio Berlusconi ganase elecciones en Italia: “No lo entendéis porque no entendéis a Italia y a los italianos”. Lo mismo nos ha podido pasar con el 'fenómeno Trump' y su Estados Unidos. No quiere decir que gane, pero sin el impulso mediático, ni tan solo nos lo hubiéramos planteado como posible.